Domingo Felipe Cavallo, como padre de la convertibilidad, alcanzó un fuerte reconocimiento internacional en los organismos de crédito multilaterales y en el mundo de las finanzas, así como entre los principales grupos empresariales. Su ruptura con el menemismo comenzó a gestarse cuando denunció las mafias enquistadas en el poder.
Desde fines de los 70 dirigió la Fundación Mediterránea. Fueron los empresarios Fulvio Pagani, titular del grupo Arcor y Piero Astori, los que pusieron al entonces contador Cavallo al frente del Instituto de Estudios Económicos y Sociales de la UIA de Córdoba para repensar la economía desde el interior del país.
El instituto, que duró poco, fue sin embargo el antecedente inmediato de la Fundación Mediterránea, que a partir del 6 de julio de 1977 conoció la luz con el aporte de 500 pesos por cada una de las 34 empresas que impulsaron su alumbramiento.
Durante el gobierno militar fue designado en 1981 subsecretario técnico administrativo del Ministerio del Interior, a cuyo frente estaba el general Horacio Tomás Liendo (padre), bajo la presidencia del general Roberto Viola. Pero la Fundación Mediterránea comenzó a adquirir poder propio cuando el general Reynaldo Bignone designó a Cavallo como presidente del Banco Central, a cuyo frente estuvo sólo 53 días.
A partir de allí los pedidos de afiliación a la fundación empezaron a llover, entre ellas la de empresas como Acindar, Astra, Citibank, Alpargatas, Gatic, Pérez Companc, Molinos, Shell, Swift, Etchart, Mastellone, Georgalos, Banco Roberts, Peñaflor, Cargill y Banca Nazionale del Lavoro.
A los pocos meses de su alejamiento del Banco Central, el juez Nerio Bonifati lo procesó (mayo de 1983) por "violación de los deberes de funcionario público". Su abogado defensor fue Fernando de la Rúa.
Cavallo integró luego el equipo técnico de su coterráneo De la Rúa, quien también era letrado de Piero Astori, en ese entonces precandidato a la presidencia por el radicalismo, que luego resignaría para aspirar a una poltrona de senador al imponerse Raúl Alfonsín como candidato al sillón de Rivadavia.
El 6 de septiembre de 1987, Cavallo fue electo diputado nacional dentro de las listas del PJ cordobés, como extrapartidario independiente, en una alianza que integraba también la democracia cristiana, propuesto por José Manuel de la Sota.
Tres años antes había conocido a Carlos Menem, a quien luego acompañó en una gira europea que inició en octubre de 1988. Una vez elegido presidente, Menem designó como canciller a Cavallo. Finalmente, el 28 de enero de 1991, fue designado ministro de Economía.
Tras renunciar a Economía a fines de julio de 1996 comenzó a construir una fuerza propia, Acción por la República, con la que volvió a Diputados. Intentó luego, junto a Gustavo Beliz, alzarse con la Jefatura de Gobierno porteña, oportunidad en que fue derrotado por el frepasista Aníbal Ibarra.