La cobertura de la prensa en general, desideologizada en las décadas del 80 y 90, se ha vuelto excesivamente resultadista. Luego de la jura del nuevo gabinete, anoche varios cronistas auscultaban con cierto morbo en busca de sangre entre los principales dirigentes frepasistas, postergados nuevamente por el activo entorno del presidente Fernando de la Rúa, cuando hasta 24 horas antes parecía que los frentistas regresaban al poder en sociedad con Domingo Cavallo y el apoyo expreso de Raúl Alfonsín.
En sus oficinas del primer piso de la Casa del Frente, en el barrio de Congreso, Chacho Alvarez dejaba saber a través de sus allegados que por complicada que fuera la situación, "ni hiere, ni se siente herido". En ausencia de sangre, varias fuentes comentaron la sucesión de hechos y circunstancias que concluyeron ayer, a las 16, cuando se conoció la conformación del gabinete "de unidad nacional" que dejó afuera no sólo al Frepaso sino a una buena parte del propio radicalismo.
En la noche del lunes, cuando Darío Alessandro y Rodolfo Rodil ingresaron a Olivos llevaban un acuerdo para que De la Rúa lo bendijera. Con acuerdo de Cavallo y Alfonsín, dijeron las fuentes, los dos dirigentes frentistas expusieron su contenido ante el primer mandatario: como parte del gabinete de unidad, el Frepaso debía recuperar un espacio para discutir las principales acciones del gobierno, en especial en el área económica, y con pleno acceso al sistema de toma de decisiones. Alessandro y Rodil expresaron sin anestesia que consideraban que el lugar que reunía esas condiciones era la Jefatura de Gabinete, que debería ser ocupado "por alguna de las figuras del Frepaso", aunque quedó en claro que el lugar sería para Alvarez.
Al parecer, el presidente titubeó ante la exposición de sus dos aliados y después de un incómodo silencio habría respondido con una pregunta: "¿Y si lo dejamos para más adelante?". Finalmente, dijo que respondería en la mañana de ayer martes. Ese llamado nunca se produjo.
"Si nos pintamos la cara se va todo a la mierda, especialmente en el Congreso", reflexionaban anoche varios dirigentes. Juan Pablo Cafiero prefería pensar que la respuesta del presidente sigue pendiente, y deberá llegar más temprano que tarde, porque el propio Cavallo hizo conocer ayer su desagrado por la falta de apoyo político de peso con el que arranca su gestión: sin gente de Alvarez ni tropa representativa de Alfonsín.
Operación de prensa
En Casa de Gobierno, después de la jura del gabinete, Alessandro decía con todas las letras: "No nos ofrecieron nada", para cruzar una operación de prensa según la cual el Frepaso no aceptó ocupar el Ministerio del Interior.
Enrique Nosiglia, Fernando de Santibañes, Antonio de la Rúa, Patricia Bullrich y al parecer un reaparecido Alberto Flamarique convencieron al presidente un sistema de poder "que lamentablemente avaló, cometiendo otro error y dilapidando otra oportunidad", dijeron cerca de Alvarez. Hoy, la esperanza del Frepaso sigue siendo Cavallo en primer término, y después Alfonsín. "Nosotros creemos que el Mingo va a operar fuerte", dijeron. Las fuentes frepasistas sí confesaron a La Capital cuál es en este momento la mayor preocupación de Alvarez: "La situación social, que está muy tensa".