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domingo,
18 de
febrero de
2007 |
Violencia sin fin
Incidentes y suspensión de Newell's 1-River 2
Gustavo Conti / Ovación
Oficialmente, a Newell's 1-River Plate 2 le faltarán cuatro minutos de tiempo adicional. La verdad, ¿a quién le importa un pito? La pelota pasó a segundo plano porque otra vez un grupo pequeño decidió por la mayoría, porque la intolerancia naturalmente aceptada volvió a traducirse en piedras, butacas voladoras y hasta en rencillas internas de los violentos rojinegros, un fenómeno que también se va consolidando en este cada vez más triste fútbol argentino.
Se sabía que podrían ocurrir incidentes. Quizás que el partido se suspendiera cuando sólo faltaba el adicional, por un intercambio de proyectiles entre plateístas rojinegros e hinchas millonarios de la platea contigua y la popular, haya sido un éxito para los ideólogos del operativo. Tampoco cuenta. Ganaron los violentos de nuevo, eso vale.
Tan común parece lo que pasó ayer en el Coloso, a minutos del final del partido, que a varios les pareció lógico lo que sugirió Pumpido, y Passarella de entrada también: mirar para otro lado y seguir como si nada pasara. Pero Baldassi hizo lo correcto. El DT rojinegro no podía prever que una piedra no le rompiera la cabeza a uno que nada tenía que ver, o a algún familiar, como sugería Marco Ruben.
¿Newell's podía empatarlo con 10? Huummmm. ¿Les importaba a esos imbéciles que empezaron a hostigar a los plateístas de River? Seguro que no. ¿Importa que seguramente el partido se dará por terminado? Tampoco.
Baldassi acababa de señalar cuatro minutos de adicional cuando Ferrari se aprestaba a ejecutar un saque lateral. De fondo, los violentos ubicados en la platea del museo estaban en otra, arrojando proyectiles a sus vecinos y luego peleándose entre ellos. El juez paró las acciones, esperó nueve minutos y cuando parecía que volvía la calma, dio por terminado el partido, aduciendo que no le dieron garantías.
El espectáculo fuera de la cancha tuvo su simil adentro, cuando varios jugadores rojinegros y su técnico le pedían a Baldassi que continuara para no centrar la atención en los incidentes. Y el clima se terminó de caldear cuando Ruben le mostró al juez un hierro que arrojaron al campo y todo Newell's interpretó que el delantero de River perseguía el interés de terminar el partido. Como todo River quería, por otra parte. Apenas un juego de mezquindades en medio de este monstruo grande que no distingue inocentes.
La temida desconcentración, con vallados fenólicos de separación que increíblemente no estaban en el ingreso, derivó en un enfrentamiento directo de hinchas rojinegros con policías, con un saldo de un agente herido y patrullero rotos. Dijo el comisario Eduardo Aucar, encargado del operativo: hecho aislado.
Más de lo mismo. Otro botón de muestra. Hastío, profundo hastío.
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Fotos
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Los incidentes en la platea este de Newell's derivaron en la suspensión del encuentro cuando Baldassi había marcado 4 minutos de descuento.
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