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miércoles,
23 de
agosto de
2006 |
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Viaja tranqui
La misión comercial de la zona centro que se apresta a desembarcar en Rusia llevará como principal representante a un distendido Jorge Obeid. El mandatario santafesino no tendrá en esta ocasión la compañía de sus socios de Córdoba y de Entre Ríos. Es que De la Sota mantiene un entrevero de aquellos con el intendente de la ciudad de Córdoba, Luis Juez. Y por su parte, Jorge Busti está inmerso hasta el cuello en una interna partidaria que no le da respiro. Sin nubarrones en el horizonte, el Turco hace sus valijas sin apuro. Es el único que se puede dar ese lujo y bien ganado lo tiene.
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Para que tengan
Sutil, sin levantar demasiado la voz como es su costumbre, el intendente Miguel Lifschitz condimentó con salsa picante ayer su breve discurso ante unos mil vecinos en ocasión de inaugurar la primera parte de la obra de remodelación de bulevar Seguí. Primero comparó la ciudad de hoy con la de diez años atrás y destacó las obras realizadas por su antecesor, presente en primera fila, y las propias. Viene a cuento porque sin nombrarlo, se estaba refiriendo a todas luces a Cavallero. Algunos lo tomaron como un pase de factura por las denuncias que el ex intendente realizó recientemente contra la administración socialista. Pero no quedó todo ahí. También fustigó a la provincia al mencionar la pronta inauguración del nuevo Hospital de Emergencias: remarcó que "ya está terminado" y que no se trata de un hospital virtual o apenas un anuncio. Los vecinos de la zona del Batallón 121 que se oponen a la instalación de un hospital allí por el impacto ambiental que temen que provoque, todavía lo están aplaudiendo.
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Incomodidad de los apodos
Por lo menos ácido puede decirse que se mostró el sociólogo Artemio López en un programa de cable. El hombre, considerado el encuestador preferido del presidente Kirchner, se prestó por un rato al humor político basándose en su habilidad para imponer apodos. Recordó que a Roberto Lavagna en la Casa Rosada se lo conoce como El Pálido por su lívida tez y también por su tendencia a anunciar "pálidas". Más gracioso resultó cuando reveló que al ministro Alberto Fernández lo llaman Carozo, porque está en boca de todos pero no lo traga nadie.
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¿Radicales M?
Como si no fuera suficiente con el alboroto que por estas horas han armado los radicales K, dicen que hicieron su aparición en el escenario porteño los radicales M. El sector, compuesto por legisladores y dirigentes barriales de la Capital Federal, no adhiere al presidente Kirchner ni al ex ministro Lavagna, sino que está con el líder de PRO, el diputado Mauricio Macri. Los muchachos exigen libertad de acción para las próximas elecciones presidenciales para no ser expulsados del partido. ¿Se hablará también de ellos en la próxima convención radical que promete levantar polvareda el fin de semana en esta ciudad?
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"No dialogan en el partido, y en cambio, dialogan en la Casa Rosada"
Roberto Iglesias
Presidente del comité nacional de la UCR, contra los radicales K
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