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miércoles,
23 de
agosto de
2006 |
La cúpula de la UCR baja el tono de la discusión
No obstante, en un mensaje a los "radicales K", advierte que las dos posiciones "no convivirán en el futuro"
La UCR envió ayer una señal de conciliación a los radicales K: calificó de "saludable" su decisión de asistir a la inminente convención que se realizará en Rosario, aunque el presidente del partido, Roberto Iglesias, advirtió que las dos posiciones "no podrán convivir en el futuro".
Iglesias admitió que la UCR atraviesa un "momento muy difícil", pero alentó la participación del grupo de radicales disidentes en el cónclave al estimar que la dura situación sólo se resuelve "aportando ideas".
"Nos alegra que vengan los que estaban en duda", señaló el diputado nacional, que aprovechó para alertar: "El problema no es lo que intente el presidente (Néstor Kirchner) sino lo que le deje hacer la UCR".
De este modo, Iglesias intentó bajarle el tono a las declaraciones que venía formulando respecto de los correligionarios más cercanos al gobierno, a los que había calificado de "traidores" y "panqueques".
Sin embargo, convencido de que la posición opositora obtendrá la mayoría de los votos, aseveró que si los radicales K desean continuar en el partido, deberán someterse a lo que se decida el viernes y sábado próximos.
"Las dos cosas no convivirán en el futuro", aclaró el jefe de la fuerza, tras lo cual insistió en que, de no surgir una decisión por consenso, se deberá apelar a una votación.
A su turno, el titular de la convención, Adolfo Stubrin, se pronunció en ese sentido: dijo que la UCR no se ubicará en las "antípodas" del gobierno de Kirchner, aunque sí "marcará diferencias en algunos temas que no están siendo abordados correctamente".
También sostuvo que el objetivo de la convención nacional es "el protagonismo" del radicalismo en las elecciones presidenciales del año próximo y, al respecto, llamó a "actualizar" el programa partidario.
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Stubrin, por un radicalismo protagonista.
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