[Rescates]

La rosarina que escribió el primer best seller argentino

Fue en 1905. La escritora emma de la barra, disimulada con seudónimo masculino, se convirtió en un éxito de ventas con la novela "Stella"

Irene Ocampo

El primer best seller de las letras argentinas lo escribió una rosarina. Fue la novela "Stella", que hace más de cien años, en 1905, alcanzó una repercusión inusitada para la época. Sin embargo, su autora, Emma de la Barra, no pudo firmar la obra con su nombre y se camufló bajo el seudónimo de César Duayen (también se escribió Duáyen o Duayén). Ambos nombres, el verdadero y el falso, se mantuvieron vigentes y con identidades propias hasta la mitad del siglo pasado.

En 1904 Emma de la Barra, ya viuda de su primer marido, emprendió la narración de "Stella", su primera novela. Será 1905 el año en que se produce la publicación de su obra, pero bajo el seudónimo de César Duayen. La moral de la época, y sobre todo el círculo familiar y social en el que se mueve De la Barra la condicionarán para publicar bajo otra identidad, masculina en este caso, recordando a otras autoras que hicieron lo mismo como Aurore Dupin más conocida por George Sand, o las hermanas Brontë, que publicaron con los seudónimos Ellis y Currer Bell clásicos como las novelas "Cumbres Borrascosas" y "Jane Eyre".

Sin embargo, "Stella" es una novela que suma nuevos modelos de heroínas femeninas en las letras nacionales. Sus protagonistas son Alejandra (Alex), y su hermana Stella, quien da título al volumen, a cargo de Alex por sufrir de invalidez en sus piernas. La obra fue dedicada a la memoria del padre de la autora, Federico de la Barra, periodista y miembro del Congreso de la Confederación Argentina. El epígrafe en italiano de la ópera wagneriana "Tannhauser" anticipa la construcción de una heroína.

Una carta del padre de las jóvenes, Gustavo, presenta a las hermanas, encomendándolas al cuidado de su tío, hermano de la madre de las jóvenes. Alex y Stella Fussler Maura se incorporan a la sociedad porteña de la mano de su familia materna.

La discapacidad de Stella hace que su hermana afronte la responsabilidad de su cuidado y manutención. Alex se erige entonces en una heroína moderna, que hereda el pensamiento científico del padre y que lo lleva adelante, mientras las mujeres de su familia están aún atadas al mundo de las emociones, de los romances. Alex "en el idioma familiar" no sólo recibió del padre su naturaleza sana y vigorosa, "sino también su conformación moral e intelectual; su gran cerebro y su alma vasta".

Según la investigadora norteamericana Francine Masiello en su libro "Entre civilización y barbarie" (Beatriz Viterbo Editora, 1997) la historia de "Stella" se emparenta con la de la clásica "Mujercitas", de Louise M. Alcott. Para Masiello, la novela de De la Barra agrega los temas relacionados con la formación de las jóvenes en mujeres, desde la perspectiva de la devaluación "de la pasividad femenina y la subordinación a través del matrimonio".

Es quizás esta distinción lo que convirtió a "Stella" en el suceso editorial que alcanzó. Pasados apenas cinco años de su aparición, ya llevaba más de veinte reediciones, y varias traducciones, destacándose la del idioma italiano, cuya edición prologó nada menos que Edmundo de Amicis.


De la provincia a la capital
Como las protagonistas de la novela, su autora compartió un origen provinciano. Emma de la Barra nació en Rosario en 1861, con fuertes lazos con la sociedad cordobesa por parte de la familia de su madre: Emilia González Funes, como lo consigna Lily Sosa de Newton en su "Diccionario biográfico de mujeres Argentinas" (Plus Ultra, 1986).

Casada con su tío, el también periodista Juan de la Barra, su vida pública se desarrolló en Buenos Aires, ciudad en la que se radicó en la infancia. Pero la viudez hizo que su pluma diera esta primera novela, cuyo éxito fue saludado y muy bien recompensado. En 1906, al año siguiente del suceso de "Stella", se publicó "Mecha Iturbe", por la cual la autora recibió un importante adelanto monetario, algo inédito para la época.

Ya casada con el también periodista Julio Llanos, no faltaron quienes quisieron vincular el seudónimo de César Duayen con el nombre de su esposo. Aunque De la Barra no ocultó la identidad de la autora de "Stella" bajo el seudónimo, las posteriores obras fueron todas firmadas por César Duayen, mientras que Emma se consideraba "la madre de sus criaturas".

En 1908 publicó el libro de lectura infantil "El Manantial", que habla también de las iniciativas sociales de De la Barra. "Eleonora", de 1933, publicada como folletín por la revista "El Hogar" no pudo alcanzar el éxito de la primera novela, según puntualiza María Gabriela Mizraje en "Argentinas de Rosas a Perón" (Editorial Biblos, 1999).

Las letras no fueron las únicas obras por las que se recuerda a la autora de "Stella", la Primera Escuela Profesional de Mujeres la tuvo como principal iniciadora, al igual que la Cruz Roja filial Argentina, que llevó adelante su prima: Elisa Funes de Juárez Celman, antes del derrocamiento de 1890. Otras iniciativas no tuvieron el éxito esperado, como fue la creación de un barrio obrero cerca de La Plata, en la que invirtió buena parte de su fortuna. Falleció en Buenos Aires, el 6 de abril de 1947.

Hoy, pasado ya un siglo de la aparición de su primera novela y del nombre que la acompañó a la fama, su historia habla de una mujer culta, inquieta y conocedora de los límites propios y de la sociedad que la tenía como protagonista. Sin embargo, aprovechó los intersticios de un comienzo de siglo ávido de novedades, para recibir a una mujer que se atrevió, y logró lo que otros varones, pero con la marca de una nueva época.