Parque diferente

Luego de recorrer una cantidad importante de áreas naturales en todo el país, cualquier viajero coincidirá en que este es uno de los parques más ordenados, limpios y mejor adaptados para el turismo.

El Parque Nacional Los Alerces abarca una superficie aproximada de 263.000 hectáreas y su principal atractivo son, justamente, los alerces patagónicos. Estos árboles, también llamados "lahuán", que en idioma del pueblo mapuche significa abuelo, tienen una edad que oscila entre los 2.000 y los 3.000 años de antigüedad, lo que atestigua el origen prehistórico de la especie.

Además de estos árboles impresionantes por su altura (llegan a medir cerca de 70 metros) y antigüedad, los visitantes pueden disfrutar de un sistema de lagos y ríos encadenados ideales para la pesca deportiva y la navegación. Los diversos cordones montañosos son escenarios para el andinismo y el senderismo, que incluye desde salidas de 40 minutos a un mirador con pinturas rupestres, hasta ascensiones a cerros de más de 2300 metros de altura y coronados por glaciares.

Quizás una de las características distintivas del parque es que lo atraviesa, de norte a sur y sobre la margen este de los lagos, una ruta (la 71) que permite recorrerlo en varias etapas, visitando cada uno de los sitios más atractivos y característicos con gran comodidad.

Historia

Durante años, el valle de Esquel fue un lugar de paso, donde las comunidades aborígenes armaban su campamento luego de realizar largos viajes recorriendo las tierras de la Patagonia. En 1890 comienzan a llegar las primeras familias, que venían desde la costa, a trabajar la tierra y criar animales. Recién en 1906 se realizó la mensura y demarcación de la zona, que pasó a figurar en los mapas con el nombre Esquel, que en lengua tehuelche significa "abrojal". El 25 de febrero de ese año se logra la primera comunicación telegráfica entre Esquel y Neuquén y se considera esta fecha el aniversario de la fundación de la ciudad.