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 domingo, 05 de febrero de 2006  
Le disparan al pecho a un ex policía en el asalto a su quiosco
Es un suboficial jubilado de 57 años al que debieron operar. Ocurrió en Alberdi e ignoran quién abrió fuego

Guillermo Fontana se jubiló como suboficial de policía hace una década y el día después de dejar su arma tomó de lleno las riendas del maxiquiosco que tiene en Superí al 1100. El viernes por la tarde, dos ladrones trataron de robarle cuando estaba despachando mercadería a una cliente. Los vecinos dicen que escucharon dos disparos y que Fontana cayó pesadamente con un tiro en el pecho. "Entraron dos pibes y me apuntaron. Había una clienta", alcanzó a balbucear desde su cama en terapia intensiva el ex policía a sus colegas que llevan la investigación. Los ladrones sólo se llevaron el celular de la clienta y una bicicleta. Fontana, a quien la bala le ingresó por la tetilla derecha y le lesionó el hígado, está internado, grave pero estable, en el Clemente Alvarez.

En el barrio lo conocen por su apellido: Fontana. Tiene 57 años y dos hijos, uno de ellos trabajando "en la fuerza". Y es vecino "de toda la vida" de la cuadra de Superí entre Valentín Gómez y la vía, en barrio Alberdi. Desde hace más de dos décadas tiene un "quiosco grande", al que hoy se le llama maxiquiosco. Allí se la pasa atendiendo las necesidades de la clientela de 8 a 13 y de 16 a 23. Pero el viernes pasadas las 17, cuando estaba ante una clienta, recibió un balazo en el pecho en el que fue el primer robo que sufría.

"Es muy poco lo sabemos porque mi papá se desvaneció cuando le pegó el balazo", explicó Roberto, uno de los hijos, mientras esperaba el parte sobre su estado de salud. "Todo lo que sabemos es por los dichos de los vecinos. Algunos dicen que eran cuatro muchachos. Que dos entraron y quisieron robarle a una clienta la bicicleta. Después no se sabe mucho más. No sabemos si se resistió o si le dispararon sin mediar palabra", contó el joven. "No deben ser (los ladrones) tipos del barrio, porque acá nos conocen todos", explicó.

Fontana recibió un solo impacto que le ingresó por la tetilla derecha y le lesionó el hígado. Después todo fue confusión y gritos de desesperación. Lo cargaron en un móvil del Comando Radioeléctrico que pasaba patrullando por el lugar y lo llevaron al hospital Alberdi. Al ver la gravedad de la herida, desde ese nosocomio lo trasladaron en una ambulancia del Sies al Clemente Alvarez donde fue operado. "Está estable y pasó bien la noche. Van a realizarle otra operación explorativa para ver como está la cicatrización del hígado. Hay que esperar 48 horas", comentó Roberto, tras conocer el primer parte médico. Según fuentes policiales, los médicos estaban pendientes a dos aspectos de la salud de Fontana. Las vías respiratorias, ya que es un reconocido fumador, y la hipertensión.

El maxiquiosco de Fontana está justo a mitad de cuadra, a cuatro casas de la vivienda de Dalila, la cantante tropical que sufrió dos robos en el último año. La casa de la bailantera luce hoy un cartel de "en venta". Superí es de las calles de Alberdi por las que se puede cruzar la vía y por ella pasan el 107 y el 153, que tienen parada en la esquina. El negocio está pintado de azul profundo y su persiana blanca estaba ayer hasta el piso. Según detalló Roberto, tras pasar la puerta de ingreso al negocio familiar, en el local hay un freezer y un mostrador dispuesto en "L", con la caja situada a la derecha de la entrada. "Había manchas de sangre en la caja y en el exhibidor", detalló el joven.


"Dos masculinos en short"
En la cuadra, donde además del maxiquiosco hay una ferretería y una verdulería, sin contar los negocios que está por Valentín Gómez, nadie vio mucho. "Los vecinos dicen que escucharon dos detonaciones y que vieron salir a dos masculinos en short y con gorritas", explicó uno de los pesquisas. "No vi nada", explicó el ferretero que tiene su negocio casi frente al de Fontana. "Me estoy enterando ahora, por los vecinos", confió el hombre. A pocos metros del maxiquiosco en dirección a Valentín Gómez hay una verdulería. "No pude ver nada. Sé lo que le pasó a Fontana por lo que cuentan los vecinos", dijo la encargada del negocio que, entre cajones de verduras, tenía un santuario dedicado al pueblo canalla con posters y bandera.

Los investigadores trataban de hallar a la clienta que presenció y fue víctima del robo. "La mujer contó que no vio nada. Que le pidieron el celular y los vio irse. Nada más", comentó un vecino. "Este es un barrio tranquilo, pero nos mata la vía", se animó una mujer. "Por esa vía se puede llegar a la villa Triángulo y no sé si no llegás hasta La Cerámica. Es un desastre", dijo.

Cuando la noticia ganó espacio dentro de la fuerza policial, los que conocían a Fontana coincidían en "que el gordo no se iba a dejar robar así nomás", alimentando la idea de que el hombre se resistió al asalto. La coincidencia en los dichos trazan un identikit del suboficial agredido. El hombre es alto y fornido, de unos 140 kilos de peso. Un hombre de mucho carácter y "muy cristiano", como lo describió un compañero de armas. "Estuvimos juntos en el batallón de infantería", contó un comisario en actividad. "Hizo toda la carrera ahí", dijo, y agregó: "Cuando teníamos misa o algún acto litúrgico, Fontana colaboraba haciendo de monaguillo". El último destino en actividad en la fuerza fue en la capellanía.
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En el portón de Superí al 1100 funciona el salón de ventas de Guillermo Fontana.


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