Newell’s ganó de visitante luego de 12 partidos

Mauricio Tallone / Ovación

Tanto se había demorado la alegría de visitante que ayer apareció justo cuando Newell’s más la necesitaba. Por eso fue un triunfo con un valor supremo. Un baño de optimismo que sirve para lavar viejas deudas y para creer en que la lucha con la cabeza en la horca nunca será en vano. Y eso que el paso adelante contra Gimnasia y Esgrima de Jujuy al final de la fecha se vio empañado por los triunfos de otros rivales directos y el equipo sigue viéndose en el patíbulo del descenso directo.

   Pese a todo, Newell’s hizo del partido de ayer un motivo de superación. Sobre todo porque enfrentaba a un adversario capaz de romperle el sistema nervioso a cualquiera cuando juega de local. La gran virtud del equipo de Caruso Lombardi fue mostrar carácter en la adversidad y un esfuerzo mayúsculo para no dejar un espacio sin atender. Esta vez no hubo lugar para su vocación autodestructiva para jugar afuera del Coloso. Supo bajarse rápidamente del peor escenario cuando Gimnasia lo apretó con centros al área de Villar y la defensa devolvió todo como si fuera un frontón.

   Lo bueno de Newell’s fue que arrancó marcándole el pulso al trámite. La pretensión era no dejar ni oler la pelota a Gimnasia y por momentos lo logró. Está claro que ese dominio lo sostuvo jugando en potencial. Porque nunca terminó de estirarse y contó con Matías Donnet en la función de administrador, recostado por la derecha y tirando centros envenenados que Da Silva y Pablo Vázquez nunca conectaron.

   Si Newell’s quería levantar algo de entre las piedras debía apartarse del libreto de Gimnasia. Poco envío aéreo y mucho juego por abajo. Vaya paradoja, el gol de Schiavi se ubicó en las antípodas de esa sospecha. Llegó tras un tiro de Donnet que el Flaco le metió el cabezazo goleador.

   En ventaja, Newell’s se confió íntimamente en que el Lobo jujeño era incapaz de dañarlo. Le cedió terreno y lo dejó hacer. Y ahí quedaron retratadas todas las debilidades de los anfitriones de golpe, algo frecuente en esta clase de equipos precarios de recursos y funcionamiento.

   Encima Newell’s se amarró de la sabiduría del Flaco Schiavi y de una defensa que mostró seguridad para borrar el recurso que Gimnasia explotó a fondo: los envíos para la cabeza de Silva y Miranda. Aunque la única que tuvieron los dos llegó en el amanecer del segundo tiempo por abajo. Fue una jugada en la Villar le tapó el grito por partida doble. Pudo empatar el ingresado César Carranza con un tiro libre que pegó en el palo, pero Newell’s también tuvo la oportunidad de no sufrir tanto con un mano a mano desperdiciado por Da Silva y un remate de Ansaldi que dio en el palo.

   Newell’s ganó de visitante y esa es la gran noticia. Esta vez no hubo resquicio para los lamentos. El equipo jugó para encauzar su camino y obtuvo como premio una victoria terapéutica con efectos colaterales fáciles de ver.

Da Silva no pudo en el duelo con el arquero Valdiviezo.