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domingo,
02 de
abril de
2006 |
Despierta Rosario
La ciudad vibra por un clásico con mucha pimienta
Despierta Rosario al llegar un domingo de Newell's y Central. O en este caso, de Central y Newell's. El partido esperado al menos dos veces al año cobrará vida esta vez en Arroyito y paralizará a una ciudad, como desde el principio, desde que esta historia se fue forjando. Con nuevos condimentos y la misma pasión. Con uno que lucha por todo y el otro por no quedarse sin nada. No hay razón para pensar que será uno de esos pronto olvidados en el álbum de los recuerdos. No. No será este el caso por lo que hay en juego.
De este lado, Central. El que impensadamente arrancó a los tumbos, el que por necesidad cambió de timón. El que casi le dijo adiós a la Copa y hasta se colocó demasiado cerca de la promoción. El que no alcanza a tomar estatura de equipo, ni a perpetuar con continuidad los buenos amagues que tuvo. El que estrenará técnico en estas lides.
Del otro lado, Newell's. El que arrancó mucho mejor de lo pensado y afianzó la conducción. El que pese a no marchar con buen paso en la Copa todavía tiene con qué. El que fortificó una estructura de equipo y la perpetuó en el tiempo aún jugando en los dos frentes. El que estrenará técnico -estuvo en el último en el Coloso- en estas lides jugando como visitante.
Lo expuesto habla a las claras de un favoritismo leproso, aunque Nery Pumpido, como en sus mejores tiempos de jugador, ataje la sensación y afirme que eso no cuenta demasiado en un clásico. Pero Leonardo Astrada también lo sabe, y con los dichos de su colega apuesta a equiparar lo que hasta ahora dejó el Clausura para ambos.
Newell's, allá arriba, disputándole la punta a River Plate y Boca Juniors nada menos. Central, allá abajo, en las tres tablas, aunque preocupe más esa que lo ve apenas arriba del último promedio que tiene la fatídica escala que promociona. Los rojinegros, con mucho por ganar. Los canallas, con mucho por perder.
Hacía rato que un clásico no fijaba a ambos en las antípodas, pero la localía cuenta, los imponderables también. Eso hará particularmente tan atractivo este clásico rosarino que se jugará a la hora del almuerzo dominguero. En el inusual horario de las 14. Como la sal en la mesa del asado, ningún condimento será tan picante.
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Scocco y Raldes se volverán a ver las caras hoy.
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