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 domingo, 22 de julio de 2007  
Cristina, como K, pero con rimel

Jorge Kaplán / La Capital

“Profundizar el cambio” es el eslogan del gobierno para respaldar la candidatura presidencial de Cristina Fernández de Kirchner, aunque sus detractores puedan decir que habrá “más de lo mismo”. La Capital dialogó con tres politólogos que coinciden en que un futuro gobierno de la primera dama no tendrá cambios sustanciales con lo hecho en este primer mandato kirchnerista.

   “El kirchnerismo de Cristina será el de Néstor con maquillaje”, dice Sergio Berensztein, de la consultora Poliarquía. “El único cambio será el estilo en las relaciones exteriores”, plantea Rosendo Fraga, de Nueva Mayoría. “Seguirán los espacios tabicados entre los ministerios y la falta de reuniones de gabinete”, indica el consultor Carlos Fara.

   Los tres están seguros de que al futuro gobierno le esperan desafíos más difíciles que a la gestión que termina porque crecerán las demandas de la sociedad en términos de situación económica y social, transparencia de gestión, mejoras institucionales e inserción en el mundo. La pendular clase media hará sentir sus reclamos, mientras que la idea de transversalidad o la declamada construcción de una nueva bipolaridad centroizquierda-centroderecha seguirá aplastada por la estructura tradicional del peronismo.

   “Habrá continuismo y algunos cambios marginales. Sin ser peyorativo me parece que el kirchnerismo de Cristina será el de Néstor con maquillaje, y los cambios serán más discursivos que sustantivos”, señala Berensztein.



Restricciones.  Incluso indica que “aunque ellos quisieran moverse a políticas más pro mercado o de inserción en el mundo, lo que han hecho en estos cuatro años en cierta medida les genera enormes restricciones”, ya que “una cosa es viajar, sacarse fotos y hacer alguna compra, pero otra es sentarse a tratar la agenda que te impone el mundo, no la que quiera imponer el gobierno”.

   Fraga remarca que “los primeros carteles de la publicidad de Cristina decían “Para comenzar a cambiar”, pero el presidente después, con lógica, habló de profundizar el cambio, ya que el primer eslogan parecía desconocer logros en la gestión que está finalizando”.

   Luego añade que “el único cambio visible que tendrá lugar es el estilo en las relaciones exteriores, no necesariamente de la política exterior, pero no hay elementos concretos como para pronosticar cambios en otras áreas”.

   El consultor Carlos Fara considera que el estilo que tendrá una gestión de Cristina “es un poco un misterio porque nunca ha ejercido un rol ejecutivo, pero ahí va a tener cierta libertad para organizarse como ella pretenda”, aunque “el esquema Kirchner en general no será demasiado diferente de la manera en que se maneja hoy el presidente: espacios tabicados de los ministros, no a las reuniones de gabinete”.

   En cuanto a la orientación más política, Fara señala que “Cristina se está planteando una nueva agenda que tome en cuenta las asignaturas pendientes después de estos cuatro años, como cuestiones institucionales, el desarrollo social, justicia, eventualmente en educación, quizás bastante en relaciones exteriores”.

   Además, indica que “tratará de llegar con una nueva impronta al gobierno porque lo que el proyecto Kirchner trata de superar con Cristina es evitar este tema de la falta de oxigenación, cierto agotamiento de iniciativa que producen dos períodos seguidos”.

   Cristina deberá enfrentar una nueva agenda y problemas inmediatos. Para Fraga, “ya en 2007 es claro que aparece una sociedad que pide mejor calidad de gestión, más eficacia y soluciones en materia de seguridad pública, mayor transparencia y que está mucho más atenta a temas como la corrupción”.

   Luego agrega que “en lo económico deberá enfrentar en forma inmediata temas como la crisis energética y el sinceramiento de la inflación”, y resume que “es claro que el próximo mandato resultará más difícil que el actual”.



Poco común. Fraga asegura que la forma en que fue designada Cristina “llama mucho la atención en el exterior; no ha sido elegida por un congreso partidario, ni por internas, tampoco fue proclamada por una reunión de los gobernadores, los presidentes de bloque y otras figuras políticas relevantes: fue una decisión única y personal de Kirchner”.

   De todos modos, Fara cree que “un ballottage es imposible que se dé, en todo caso se puede discutir qué porcentaje por encima del 45% pueda sacar Cristina”.

   Luego especuló: “Cristina no va a desgastarse a lo largo de la campaña, no va a tener un protagonismo excluyente, el presidente va a seguir siéndolo hasta último momento y Cristina va a estar para los momentos estelares, van a ir juntos a todos lados y esa es la agenda política que se está dando en el gobierno”. l
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