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 domingo, 18 de febrero de 2007  
Itinerario del anarquista más querido

Romina López La Rosa / DPA

La anarquía y el pacifismo no tienen hoy muy buena prensa en el mundo, pero el escritor, historiador y periodista Osvaldo Bayer ha conseguido a lo largo de sus 80 años, que cumple hoy, seguir defendiendo estas ideas y a la vez convertirse en una de las figuras más reconocidas en el campo de los derechos humanos en Argentina.

Autor de "La Patagonia trágica", escrita en cuatro tomos y llevada al cine por Héctor Olivera como "La Patagonia rebelde", Bayer conmocionó las conciencias al revelar la terrible represión y matanza de un grupo de obreros en huelga en 1921 a manos del ejército.

El libro le granjeó pasar a la lista negra de la organización paramilitar Triple A y tuvo que exiliarse en Alemania en 1975, de donde no pudo regresar hasta 1983, con el retorno de la democracia.

Pero tampoco fue fácil entonces volver para Bayer, y no fue hasta que fue invitado a colaborar en el periódico Página/12 y hasta que lo nombraron titular de la cátedra de derechos humanos en la Facultad de Filosofía y Letras que pudo asentarse de forma definitiva en Argentina, aunque sigue pasando varios meses en Alemania, donde residen su esposa y tres de sus cuatro hijos.

Bayer, que trabaja desde hace años de forma muy estrecha con las Madres de Plaza de Mayo, se ha abocado también a la lucha por reivindicar los derechos de los pueblos autóctonos de Argentina, y lleva a cabo una campaña personal por acabar con las calles y monumentos dedicados a personajes como el general Julio Argentino Roca, protagonista de una campaña de exterminio de indígenas y luego presidente de la República.


Curioso castigo
No es algo nuevo en la biografía de Bayer quien en 1963 propuso en una conferencia en el pueblo de Rauch en la provincia de Buenos Aires que cambiaran el nombre de la localidad por el de Arbolito el apodo del indio ranquel que mató al coronel prusiano Federico Rauch

Eso le valió pasar 63 días en la cárcel de mujeres (a modo de castigo "denigrante") por órdenes del ministro del Interior de ese momento: Juan Enrique Rauch, biznieto de aquel general que se vanagloriaba de la eliminación de los indígenas.

Además de sus obras sobre la revuelta obrera en la Patagonia, Bayer es autor entre otros de "Severino Di Giovanni, el idealista de la violencia" y "Los anarquistas expropiadores y otros ensayos".

Al actual presidente, Néstor Kirchner, le reconoce haber sido el jefe de Estado "con más coraje civil en cuanto a derechos humanos", pero a la vez le pide que profundice en ciertos logros económicos y que sea más abierto a las críticas, "que modifique su carácter".

De lo contrario, está dispuesto a reclamarle una vieja deuda: la que el abuelo de Kirchner contrajo con el suyo, "por una auténtica fortuna, y que nunca le devolvió".
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