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domingo,
22 de
octubre de
2006 |
Después de la batalla. El gobierno aclaró que no se entrometerá en la disputa sindical por los incidentes
Kirchner le quita apoyo a Solá pero no al camionero Moyano
Aníbal Fernández y Pampuro culpan al gobernador por no ocuparse de la seguridad de la quinta 17 de Octubre
El gobierno nacional tomó ayer distancia de la crisis interna de la CGT desatada tras los incidentes de San Vicente, en tanto que continuaron los ataques contra el gobernador bonaerense Felipe Solá por la falta de seguridad el pasado 17 de octubre.
El ministro del Interior, Aníbal Fernández, aseguró que el gobierno no interferirá en las discusiones sobre la continuidad de Hugo Moyano al frente de la Confederación General del Trabajo (CGT), pero que tampoco cortará las relaciones con el sindicalista.
"No hay ningún cartel en la Casa Rosada que diga «prohibido el ingreso del señor Hugo Moyano»", afirmó Fernández, al tiempo que aclaró que un posible cambio de conducción de la CGT se discutirá "puertas adentro" de la entidad, porque "no es una tarea del gobierno".
Por su parte, el senador José Pampuro apuntó al gobernador bonaerense por los incidentes durante el traslado de los restos de Juan Domingo Perón a San Vicente al considerar que la seguridad es una responsabilidad "indelegable" del Estado.
"Es una responsabilidad, en un acto público, que es indelegable por parte de quien lleva adelante la administración de un Estado, ya sea nacional o provincial. En ese caso, al estar en el ámbito de la provincia, hay una participación que debió haber sido asumida", indicó el ex funcionario de Eduardo Duhalde y ahora senador kirchnerista.
De esa manera, Pampuro, quien aspira a la Gobernación en 2007, coincidió con otro candidato, Aníbal Fernández, en apuntar contra Solá, quien por su parte también desea quedarse un período más en el sillón de Dardo Rocha.
Pampuro argumentó que estaba en juego el resguardo "de la propiedad, los bienes y la seguridad personal de los ciudadanos".
En otro orden, calificó como "un hecho bochornoso" lo ocurrido ese día, "en principio para toda la sociedad, y particularmente para el justicialismo, por lo que significa la imagen de (Juan) Perón, y todo lo que tiene que ver con nuestra propia liturgia. Fue un hecho más que lamentable", reafirmó.
Recordó que "el presidente ha condenado a quienes promovieron y llevaron adelante el acto, y además ha pedido que se investigue a quienes fueron responsables directos de los graves sucesos que acontecieron allí".
Por la violencia del martes, Moyano especialmente quedó en el foco de la tormenta porque uno de los bandos que protagonizó los enfrentamientos es el de camioneros, el gremio que lidera, y el único detenido por haber disparado un arma de fuego es justamente el chofer de su hijo Pablo.
La CGT y las 62 Organizaciones Peronistas fueron los organizadores del traslado de los restos de Perón desde el cementerio de la Chacarita a la quinta de San Vicente. Tras el bochorno de la batalla campal la conducción de Moyano en la central obrera quedó cuestionada.
Tomando distancia
Aunque desde la Casa Rosada se dejó trascender que no se respaldaría un desplazamiento de Moyano de la conducción de la CGT, el ministro del Interior declaró públicamente que no se inmiscuirá en los problemas internos de la entidad sindical.
"Si ellos tienen necesidad de reconsiderar su conducción es una problema que lo tendrán que resolver puertas adentro de la propia Confederación General del Trabajo; no es una tarea del gobierno nacional", advirtió.
El titular de la cartera política recordó que la CGT "es una entidad de tercer grado que responde a los designios, a las decisiones y vocación de un montón de gremios o federaciones que eligen quién es el que los conduce y quién deja de conducirlos".
Justamente sobre el papel de los gremios en este episodio habló la titular de Unión por Todos y ex ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, quien advirtió que representan "una corporación de poder que está por encima de las instituciones y del Estado".
Bullrich denunció incluso que "si no les gusta las políticas que se hacen o si no están de acuerdo con el partido o la alianza que está en el gobierno, condicionan, aprietan y hacen huelga permanente".
En tanto, el gobernador neuquino, Jorge Sobisch -un presidenciable en 2007- consideró "una verguenza" que las imágenes del episodio se difundieron por todo el mundo.
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La alianza Kirchner-Solá empieza a resquebrajarse.
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