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 domingo, 22 de octubre de 2006  
Infraestructura. Jorge Lapeña, del Instituto General Mosconi, advirtió sobre el impacto económico de una eventual liberación de tarifas
Energía: "El gobierno cebó una bomba de tiempo"
El ex secretario criticó las propuestas para frenar el consumo. "Culpar a los equipos de aire es estúpido", dijo

Patricia Martino / La Capital

"El sector privado no encuentra las condiciones técnicas, económicas y jurídicas para desarrollar el vigoroso proceso de inversión que el país necesita y ya no tenemos las empresas del Estado que tenían una gran capacidad de realización", advierte Jorge Lapeña, presidente del Instituto Argentino de la Energía General Mosconi y ex secretario de Energía durante el gobierno de Raúl Alfonsín. El especialista aseguró que, pese a las afirmaciones del gobierno, hay una situación de crisis en el sector de la energía y considera que para avanzar en la construcción de las grandes obras que hacen falta se necesita una renegociación de los contratos con las empresas, previa determinación de una tarifa "justa y razonable", que "retribuya adecuadamente el negocio y que pueda ser pagada por los consumidores".

Para el ex titular de la Comisión Nacional de Energía Atómica, es toda una incógnita cómo se las arreglará el gobierno para "descongelar estas tarifas y resolver este atraso tarifario". El problema principal es el impacto que tendrá en la economía ya que "se comprimió innecesariamente un resorte que cuando tome su punto va a generar ondas que se propagarán por el resto de la economía". En suma, "se ha ido cebando una bomba de tiempo innecesariamente".

El analista visitó Rosario para participar de una conferencia sobre "La situación energética de la Argentina y los desafíos del largo plazo", invitado por el Instituto de Economía del Colegio de Graduados en Ciencias Económicas y la Fundación Banco Municipal de Rosario, y dialogó con La Capital sobre el tema.

-¿Cuál es el escenario energético de la Argentina?

-La Argentina tiene un problema claramente diagnosticado en el sector energético. La realidad demuestra que hay problemas para abastecer una demanda creciente. El crecimiento económico se logra con mayor consumo energético, el PBI no puede crecer si no es con más energía. Para satisfacer la demanda tiene que existir la posibilidad de producirla y esto se logra con maquinaria que se materializa con inversiones que deben surgir antes de que la demanda se produzca porque son grandes obras de infraestructura, intensivas de capital y de larga duración, que no se construyen de la noche a la mañana. Desde hace dos años y medio está interrumpido el proceso de inversión, con una demanda creciente, y esto termina en una situación en la cual la demanda no va a poder ser cubierta. Esto trae problemas importantes al funcionamiento de la Nación.

-¿Dónde se evidencian los problemas?

-El primer gran síntoma de esto fue la interrupción del servicio de gas, que es la columna vertebral del sistema energético argentino. El 50% de toda la energía que la Argentina consume es gas natural. En 2004 vimos que nuestros yacimientos se agotaban más rápidamente de lo que pensábamos, que no habíamos descubierto nuevos yacimientos en los últimos 15 años, que habíamos dilapidado una reserva gasífera muy importante en los 90. Desde hace tiempo faltan inversiones. Los problemas en el gas no le permiten a nuestra industria consumir todo lo que quiere, ni a las centrales eléctricas lo que necesitan, ni realizar las exportaciones previstas.

-¿Y la falta de gasoil?

-La semana pasada vimos que la Argentina no tenía gasoil en la cantidad suficiente para satisfacer la demanda. Esto perjudicó al transporte y al campo. Si el país no puede abastecer de su combustible líquido más importante en el momento que más se necesita, también se está viendo una anomalía. Ahora, ¿por qué se produce esto si las destilerías argentinas están produciendo al máximo, es el sector de la industria que utiliza al máximo su capacidad instalada?. Siendo la Argentina un país que exporta petróleo, que tiene problemas para desarrollar la inversión, que da una renta extraordinaria, una de las posibilidades es que se restrinjan las exportaciones. Si el gobierno hiciera un análisis exahustivo del sector tendría que reaccionar antes de que el país se convierta en un importador de petróleo.

-¿Qué pasará cuado comience a subir la temperatura?

-Al sector eléctrico no entran nuevas centrales desde hace 5 años y la demanda crece al 6%, por lo tanto deberíamos ingresar 1.000 Mv por año, casi un Chocón, o dos veces y media la central de Atucha. Nos estamos consumiendo las reservas, el sistema opera y cubre la demanda en forma más precaria, con mayores riesgos. El sistema es insuficiente en los picos de consumo del verano más cálido o el invierno más frío. Estamos ante una situación en la que los riesgos son crecientes. No habrá un apagón generalizado porque esto tiene más que ver con accidentes o coyunturas muy extremas que de este tipo de crisis que están más asociadas a decrepitud y falta de inversión. Los cortes que se han visto hasta ahora y la falta de gasoil serán el paisaje natural.

-¿Cuando el calor apriete y se enciendan los equipos de aire acondicionado el sistema colapsará?

-La energía es un insumo básico del proceso de desarrollo económico y social, el PBI crece y esto quiere decir que se producen más bienes y más servicios. Esto se hace con energía. Si estoy mejor, quiero vivir mejor, y en el siglo XX y XXI esto se asocia a consumir más energía. Lavar o apantallarnos ahora lo hacemos con un lavarropas o con un acondicionador de aire. Nos compramos el equipo cuando tenemos el dinero para hacerlo. Como el país está creciendo, consumimos más. Echarle la culpa al aire acondicionado es francamente estúpido. Esto es: qué suerte que la gente compra acondicionadores de aire porque quiere decir que está mejor. Lo peor que podemos hacer es estigmatizar al que prende el aire o al que prende la estufa en invierno. Cuando escucho a algunos decir que esto es una especie de maldición me parece que no entienden que la esencia del rol de la energía es para posibilitar ese progreso económico y social. Marca lo más grave, que el problema no es comprendido justamente por quien tiene la responsabilidad indelegable de resolverlo, que es el gobierno.

-¿Cuándo llegarán las inversiones necesarias para salir de esta problemática?

-El sector privado no encuentra las condiciones técnicas, económicas y jurídicas para desarrollar el vigoroso proceso de inversión que el país necesita y ya no tenemos las empresas del Estado que tenían una gran capacidad de realización. Los proyectos en danza dan una solución parcial, no total. Por ejemplo, si no se construyera la central de Timbúes se daría una situación muy mala, pero recién estamos en la preadjudicación de algo que ya debería estar funcionando. Estamos en una situación muy delicada porque el sistema está en manos privadas y el sector no encuentra las condiciones jurídicas y económicas para desarrollar ese proceso de inversión. Las tarifas, que son la señal económica que permite que la inversión se materialice y que debe ser retribuida por los costos, están congeladas prácticamente con valores de 2001. Deberían ser objeto de una renegociación de los contratos para determinar cuál es la tarifa justa y razonable, justa para que retribuya adecuadamente el negocio y razonable para que pueda ser pagada por los consumidores que no tienen una capacidad de pago infinita. Cómo se van a descongelar estas tarifas congeladas, cómo se va a resolver este atraso tarifario es la gran incógnita. No sabemos cuándo se va a comenzar a producir ni qué efecto tendrá sobre la economía, lo cierto es que se comprimió innecesariamente un resorte que cuando tome su punto va a generar ondas que se propagarán por el resto de la economía. Creo que se ha ido cebando una bomba de tiempo innecesariamente, haciendo especulaciones.

-¿Con qué tienen que ver estás especulaciones? ¿Están relacionadas con las elecciones 2007?

-Para el gobierno son muy importante las elecciones, como para todos los gobiernos, pero todo indica que van a supeditarse las grandes decisiones hasta la fecha de las elecciones. Es una gran incógnita si en ese lapso las cosas no empeorarán y se volverán insostenibles. Parece lógico que se privilegie el tema de la reelección, pero no hay gobierno que pueda aguantar un sólo día con la luz cortada. Es un tema de primera magnitud política cómo se van a conjugar estás dos cuestiones.

-¿Los biocombustibles son una alternativa viable para descomprimir la situación local?

-Todavía no está dicha la última palabra, pero no van a resolver el problema energético de la Argentina. La ley piensa en que sólo el 5% de las naftas o gasoil contengan biocombustibles, es poco. Aunque existe un régimen de promoción, todavía no está claro si un sistema de biocombustible es sustentable para el mercado interno. La materia prima con la que se fabrica es de alto costo. El aceite de soja o girasol cuesta el equivalente a 70 dólares el barril, prácticamente lo que sale el petróleo a precio internacional. ¿Qué pasará cuando estos commodities no estén en posiciones tan similares? Si el petróleo bajara a su precio histórico de 30 dólares el barril, estaríamos produciendo un biocombustible más caro que intentaría no ser consumido y habría que contar con un precio sostén para posibilitar esa producción en el mercado interno. Eso no está resuelto, a pesar de los beneficios impositivos. Respecto a la exportación, habrá que ver en qué medida lo países de la Unión Europea que necesitan consumir biocombustible para disminuir la producción de gases de efecto invernadero, de acuerdo al protocolo de Kioto, están dispuestos a subsidiar economías agrícolas que no sean de sus países.
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Lapeña advierte que los cortes del suministro del gas, de energía eléctrica y la escasez de gasoil se transformarán en un paisaje natural.

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