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| miércoles,
05 de
julio de
2006 |
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Charlas en el
Café
del Bajo
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-Días pasados nos referimos al caso del ex sacerdote Brizuela, quien finalizada una misa les manifestó a sus fieles que mantenía relaciones con una mujer, que estaba enamorado y que por eso mismo renunciaría a los hábitos. Rescatamos en ese momento la sinceridad del sacerdote o ex sacerdote y el coraje de haber confesado su relación públicamente.
-Algunas de nuestras palabras fueron estas: "Lo de este hombre es de una sinceridad y honestidad muy encomiables. Pero pecó, porque si mantuvo una relación con una mujer mientras era sacerdote, pecó. Pero también cumplió con la confesión de una manera sincera y auténtica. Y lo hizo con coraje, como lo hacían los primeros cristianos: de manera pública en la asamblea".
-¿Qué pasó con este religioso ahora?
-Sucede que una persona, un profesional excelente de la ciudad de Rosario y buena persona me ha dicho que ése no era el lugar -en medio de la misa, o finalizada la misa- para manifestar su intimidad. Que los fieles no tenían por qué participar de su pecado y que algunos, de haber sabido antes todo eso, estaban en su derecho si se retiraban de la celebración.
-¿Qué opina usted?
-Yo respeto todas las posturas y de hecho me parece sensato lo que dice el amigo. Es más, el día que nosotros tratamos el tema pensé en que si Brizuela, siendo sacerdote, había mantenido relaciones con una mujer había hecho muy mal en demorarse y renunciar de inmediato. Sin embargo, prioricé el hecho que vulgarmente se conoce como "más vale tarde que nunca". Ahora bien, así como el amigo en cuestión me hizo ver esta parte de la escena, otro amigo, católico, un católico que todos los días ingresa al templo que está muy cerca de mi casa, al plantearle yo esta cuestión me hizo ver otra parte del escenario, haciéndome esta pregunta: ¿qué hubiera sido mejor, que Brizuela tapara su actitud de manera permanente, que la ocultara eternamente?
-¿Todo esto se lo dijeron anteayer? ¿Y usted qué respondió?
-No respondí nada. Me quedé en silencio. Pero después reflexioné algo a propósito de lo que me dijeron estas dos personas. Es evidente que estamos ante un caso que nos lleva desde la actitud ideal o, mejor decir, más correcta que un ser humano debe tener, hasta lo que yo llamo lo menos malo. Brizuela, es cierto, no hizo lo deseado, lo mejor, pero también es cierto que no hizo lo peor incurriendo en el pecado de hipocresía. Ahora, mi reflexión es que el ser humano que busca la justicia (salvo excepciones de personas abnegadas, piadosas, santas) transcurre su vida entre lo mejor y lo menos malo. Por lo general, la existencia del hombre es un péndulo que se bambolea entre el fuego del infierno y la luz del cielo (entiéndase la metáfora). Esto lo reconoce Jesús explícitamente. Sabe que no puede existir, por la frágil naturaleza humana, alguien perfecto. El Evangelio nos llena de ejemplos al respecto: "El que esté libre de pecados que arroje la primera piedra" o aquellas palabras de Jesús tan maravillosas: ¿"Por qué me dices bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo uno: Dios". Es decir, reitero que (excepto los justos) vivimos el resto entre lo anhelado como mejor y lo menos malo. Es cierto que hay seres que caen en la maldad absoluta, pero hablo aquí de las personas que buscan como propósito existencial ser lo más justos que puedan. Ahora bien, se plantea entonces ¿quién se salva? Desde luego el justo, pero creo (es una opinión muy mía) que también aquel que sin llegar a serlo (por su debilidad), está deseoso y se esfuerza por alcanzar la verdad. El tema es largo, tiene diversas connotaciones y yo diría para terminar que el padre Brizuela hizo lo menos malo. Alguien me dirá: "El padre Brizuela hizo mucha obra de bien y por eso su error declarado no cuenta". Otro podrá apelar al dogma y decir: "El que viola una parte de la ley viola toda la ley". Por eso es bueno reflexionar un poco, ser abierto a todos los planteos y hacer como aquellos antiguos rabinos Hillel y Shamai, que discutían acerca de lo expresado en la Torá, a veces no se ponían de acuerdo, pero jamás estaba ausente el respeto. Esa es la única forma de crecer espiritualmente. Este tema nos lleva a otras consideraciones sobre las que me gustaría hablar. Será mañana, si Dios quiere.
Candi II |
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"No sabía que todavía existía la Liga de Intendentes"
Osvaldo Salomón
Presidente comunal de Chabás, renunciante a esa fuerza política inspirada desde la Casa Rosada.
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La Ciudad
