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sábado,
01 de
julio de
2006 |
Edición Matutina |
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Durante dos horas seguidas, Rosario
contuvo el aliento frente a las pantallas
Menos mal que ayer estaban los bares abiertos porque después de las doce el centro de la ciudad perdió su fisonomía. Una deserción colectiva vació calles, ómnibus y comercios. Las avenidas solitarias recordaban un ejercicio de perspectiva en clase de dibujo, por las vidrieras se veía a los empleados organizados para ver el partido de Argentina contra Alemania.
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