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 domingo, 26 de septiembre de 2004

Misiones: Cascada en la selva
Avistaje de aves y caminatas por senderos de tierra colorada, durante la excursión a los Saltos del Moconá

Las cascadas están entre los espectáculos más bellos de la provincia de Misiones. Y precisamente una de las caídas de agua más extrañas y majestuosas son los Saltos del Moconá (el que todo lo traga, en guaraní), sobre el río Uruguay. Los saltos se extienden a lo largo de 3 kilómetros en los que el agua cae de manera incesante desde una altura de veinte metros.

Los geólogos consideran que el salto que corre paralelo al caudal fluvial, y no perpendicular como en las cataratas del Iguazú, capricho que la naturaleza se permite pocas veces. Se dice que es un salto único en su tipo en el mundo.

Lo que es una falla de la tierra, para los primitivos pueblos guaraníes fue "moconá", una feroz caída de agua que sólo muestra su singular belleza cuando el río Uruguay está bajo, muy bajo.

Para los viajeros es un enorme escalón que hierve y crepita, y que profundiza la sobrecogedora sensación de soledad que se siente ante la cercanía de la intrincada selva misionera.

En esa zona, los viajeros -muchos de ellos extranjeros- realizan una excursión de dos días y una noche, que se inicia en la ciudad de Posadas y en cuatro horas llega hasta El Soberbio, distante 250 kilómetros.

Desde allí otros 75 kilómetros acercan a los visitantes hasta el refugio Moconá, dentro del parque provincial del mismo nombre que forma parte de la Reserva de Biosfera Yaboti.


Caminata sobre el río
Después del almuerzo, casi siempre un asado, los guías del parque acompañan a los expedicionarios en una caminata de cuatrocientos metros, sobre el río y con el agua a las rodillas, hasta la llamada cresta de los saltos.

De regreso en el refugio Moconá, una construcción rústica de madera, la opción es caminar por los senderos escuchando los ruidos del crepúsculo o llegar hasta el bello y cercano salto Horacio Foester, que lleva el nombre de un guardaparque que murió cumpliendo sus tareas.

Al día siguiente la actividad comienza muy temprano. Las caminatas se realizan por senderos de tierra colorada donde los guías enseñan a interpretar la flora y la fauna de la región.

Aquí es muy difícil ver al yaguareté, que según los baqueanos son felinos de hábitos nocturnos y de día permanecen quietos y a la sombra. El que sí es fácil de observar es el pecarí o chancho de monte, además de monos, pavas de monte, mariposas y aves. Para los que se animen hay descensos en canoas por arroyos cercanos y paseos en kayak por las aguas calmas del Yaboti, casi en la desembocadura del Uruguay. Entre los atractivos cercanos se destaca el Salto Encantado y su espectacular caída de agua, donde el reflejo del sol forma un caleidoscopio. Cerca de Campo Ramón está el extraño árbol que se llama grapia, ejemplar con cicatrices que tienen más de seiscientos años.

La travesía cuesta 250 pesos por persona, incluye el traslado en camioneta, todas las comidas y servicio de guías. Para más información contactarse con la web: www.misiones.gov.ar

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Los saltos tienen una extensión de tres kilómetros.

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