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 domingo, 26 de septiembre de 2004

Lecturas
Luces y sombras del deseo al descubierto

Gabriela de Cicco

"El deseo, enorme cicatriz luminosa". Ensayo sobre homosexualidades latinoamericanas de Daniel Balderston. Beatriz Viterbo Editora, Rosario, 2004, 192 páginas, $19.

El crítico argentino Daniel Balderston re-crea el título de su libro de la segunda estrofa del poema "Nocturno de los ángeles" del poeta mexicano Xavier Villaurrutia: "Si cada uno dijera en un momento dado,/ en sólo una palabra, lo que piensa,/ las cinco letras del DESEO formarían una enorme cicatriz luminosa,/ una constelación más antigua, más viva aún que las otras./ Y esa constelación sería como un ardiente sexo/ en el profundo cuerpo de la noche,/ o, mejor, como los Gemelos que por vez primera en la vida/ se miraran de frente, a los ojos, y se abrazaran ya para siempre."

Lo que se ha logrado con la serie de artículos aquí reunidos es poner al descubierto, desnudar y visibilizar deseos que no siempre empiezan o terminan siendo luminosos, o que, si iluminan lo hacen desde una oscuridad refractaria de cierta luz, muy remota.

La acertada pluralización de la palabra "homosexualidad", en el subtítulo del libro, abre varias puertas de acceso a los diferentes deseos o prácticas de esos deseos que aquí se muestran. Y la muestra es variada: Villaurrutia, José Bianco, Manuel Puig, José Donoso, Osvaldo Lamborghini, Jorge Luis Borges, Joao Guimaraes Rosa, por nombrar sólo algunos. Faltan escritoras, no hay. Se puede entender y seguir el recorte del "corpus" textual al que se prefiere trabajar. Pero autoras lesbianas no hay. Nobleza obliga a decirlo.

La idea de cicatriz, de aquello que ha estado o que sucedió, y que ha dejado una marca nos habla de las realidades históricas de estas literaturas convocadas. En el maravilloso primer ensayo, "El pudor de la historia" (título tomado de un ensayo de Borges), Balderston inicia a quienes se atrevan a estas páginas despojadas de secreto (salvo aquellos que aquí sí se develan) en lo que la crítica queer Eve Kosofsky Sedgwick ha denominado la "Epistemología del closet": "el deseo homoerótico se estructura por su estado a la vez privado y público, a la vez marginal y central, (...) como el secreto abierto". Por allí cruzan los nombres y las producciones poéticas del ya mencionado mexicano y el de Ballagas, pensado por el poeta homosexual cubano Virgilio Piñera.

Y sería con este autor que se produce un antes y un después del tratamiento de la temática homosexual en Latinoamérica, cuando en 1955 publica, justamente, el artículo referido a Ballagas y en donde revela (lo que se llama outing, en inglés) a ese poeta como homosexual. Piñera dice que para hablar de Ballagas en persona hay que hacer referencia a su "homosexualidad atormentada y (a la) falsa heterosexualidad con que se disfrazaba"; esta actitud es de resistencia, y es de ir en contra de la corriente de los autores "origenistas" como Cintio Vitier o José Lezama Lima. Una postura ideológica que no le hizo la vida fácil a Piñera, pero que contribuyó para que otros poetas y escritores, tanto de su isla como de otros países de la región pudieran, quince años más tarde poder asumir con cierta naturalidad su identidad homosexual: Antón Arrufat, Reinaldo Arenas, y más acá Néstor Perlongher.

Junto a las salidas del closet, a las perfomances, a los outing más o menos éticos, también circula por estas páginas la homofobia, que se puede manifestar de manera interpersonal o institucional, hacia las personas gays demostrándoles lástima u odio al considerarlas enfermas, perturbadas, ser genéticamente defectuosas, inmorales, anormales, inferiores a las personas heterosexuales.

En varios de los escritores aquí estudiados podemos ver la peor de las formas, que es la homofobia internalizada. Práctica que cierra, disfraza y que no abre espacios para una posible práctica política al "salir" del secreto. No hay salida posible, y si la hay, casi seguro que conlleva algún tipo de autodestrucción.

Otro momento de intensidad del libro es el ensayo dedicado al texto "El fiord" de Osvaldo Lamborghini. La novela fue escrita en 1966-67, durante el onganiato, y recién se publicó en 1969. Para Balderston "El Fiord, de algún modo, es la narrativa paradigmática de ese momento, entre otras cosas por su juego inagotable con las variantes de la transgresión sexual".

La intensidad está dada por la misma descripción vertiginosa hecha por el crítico de la escena de la violación, del parto, del espectáculo ante el narrador del texto de Lamborghini. Texto que reenvía a lo que podría ser muy bien la descripción de una sesión de tortura en algunos de los campos de detención de la última dictadura militar.

Pero quizá esta novela corta mamó sin quererlo de algo que ya se olería en el aire de mediados de los sesenta, durante ese gobierno en particular: la gran homofobia de los militares. Este dato fue obtenido al hacer un famoso psicólogo social una encuesta dentro del ejército.

Quizás Balderston no hace, en este libro, más que reeditar y amplificar aquella otra violación que David Viñas llamó fundacional. Pero da la impresión, puesta a contraluz con el material literario en juego en "El deseo, enorme cicatriz luminosa", que la violación al unitario de Esteban Echeverría nunca termina de acontecer.

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José Donoso como objeto de estudio.

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