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 domingo, 26 de septiembre de 2004

Editorial
Preservar los bosques nativos

Una nota publicada en el suplemento Señales de La Capital en su edición del 5 de este mes divulgó públicamente la magnitud de un verdadero desastre ecológico que acontece con absoluta impunidad debajo de la mirada de los santafesinos: casi dos millones de hectáreas de bosques nativos fueron indiscriminadamente taladas durante los últimos cinco años en la zona de la cuenca del río Salado, en un marco que registra el severo empobrecimiento de los pequeños productores agrícolas. Tal vez impulsada por esa preocupante revelación es que se produjo una necesaria reacción por parte de la Cámara de Diputados de la provincia, que aprobó por unanimidad el pasado jueves la prohibición por el lapso de ciento ochenta días de la "tala rasa, desmonte o quema de esos espacios, o de especies exóticas".

Se trata, por cierto, de una medida oportuna, que demuestra toma de conciencia en relación con un tema que habitualmente pasa inadvertido para la inmensa mayoría de los ciudadanos, que en la Argentina -típico país de los llamados "en desarrollo"- tiene puesta toda su atención en sortear las gravosas dificultades planteadas por la coyuntura.

Pero el fenómeno es dramático a nivel planetario y así lo reflejan las cifras: desaparición de bosques y montes a la vertiginosa tasa del uno por ciento anual y más de treinta y cuatro mil especies de plantas (que representan el 12,5% del total de la flora) en riesgo de extinción se erigen como signos de una catástrofe que atenta severamente contra el tesoro de la diversidad, única garantía de la continuidad del milagro de la vida.

En nuestro país, como en todo el Tercer Mundo, la devastación es incluso mayor, bajo el estímulo que constituyen la desidia o la corrupción estatales y el desinterés de los dueños de la tierra, que caen muchas veces bajo la tentación de aplicar recetas cuya traducción a la lengua popular podría ser: "Pan para hoy, hambre para mañana".

Pero es justamente el Estado, o los representantes del pueblo en las instituciones de la democracia, quien debe velar por la integridad del ecosistema, cuyo bienestar se traduce en beneficios para la comunidad toda. La iniciativa aprobada el pasado jueves en la Cámara baja -se espera su tratamiento favorable la semana próxima en el Senado- incluye elementos de notable valor, como la futura realización de un mapa de los montes nativos en territorio santafesino y otro destinado a medir el "riesgo forestal" en la provincia, que determinará ubicación y propietarios de los bosques.

Cabe recordar que la prohibición dispuesta incluye a los espacios forestales privados. Sin dudas, un trascendente primer paso. Resta esperar que lo que por ahora son letras se convierta en hechos. Será por el bien de todos los santafesinos.

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