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 domingo, 26 de septiembre de 2004

Entrevista a la presidenta del Banco Nación
Felisa Miceli: "Si todo va bien en 15 ó 20 años vamos a tener un país normal"
La funcionaria planteó estrategias para abaratar el crédito, sin llegar a los redescuentos masivos

Gabriel González / La Capital

Felisa Miceli llegó a la conducción del Banco Nación de la mano del ministro de Economía, Roberto Lavagna, pero ya su figura brilla con luz propia. Con llegada directa al presidente Néstor Kirchner se ha convertido en un referente para los temas de la agenda económica. En este diálogo con La Capital la funcionaria habla de los cambios en el Banco Central, de las fórmulas que se pueden manejar para darles créditos más baratos a los sectores productivos, y de las perspectivas para el sistema financiero y el país.

-¿Qué opina de los los cambios en la conducción del Banco Central?

-La gestión saliente consiguió un valor de tipo de cambio razonable, una política monetaria justa que controló la inflación y permitió reducir las tasas de interés. Esperemos que la nueva conducción continúe con esas políticas y mejore sobre todo en lo que hace a posibilidades de acceso al crédito, que es lo que hoy está en discusión. No creo que haya demasiadas críticas para hacerle a la conducción anterior, fue positiva.

-Se habla de abaratar el crédito, ¿qué herramientas tienen para hacerlo?

-Siempre a través del marco regulatorio, y algunas ya han venido tomando. Fijar pautas para clasificar deudores, de garantías y fijación de capitales mínimos, con esto el Banco Central tiene una herramienta fuerte para direccionar la oferta de crédito. Queda claro que hay otras cuestiones que tienen que ver con las barreras de acceso, por ejemplo, si las pymes que estaban en crisis pueden o no ser sujetos y esas tienen que ver con otras áreas del gobierno, como la Afip y la Ansés.

-Se habla de redescuentos del BCRA.

-Se viene un momento interesante para el sistema financiero porque después de la gran crisis que tuvimos volvieron los depósitos y hay crédito disponible. Sin embargo, hay que recuperar un gran potencial del sistema financiero, todos los ahorros que se fueron en 2001, son unos 21.000 millones de dólares y para ello hay que generar instrumentos de captación novedosos. También hacen falta tener instrumentos de crédito a más largo plazo, que no necesariamente pasan por volver a las viejas prácticas de los redescuentos.

-¿Una red de garantías sería viable?

-Si se trata de una red de seguridad, en el sentido de que los bancos que tomamos plata a 30 o 60 días y la prestamos a largo plazo a nuestro riesgo, merecería ser analizado que el Banco Central sea auxilio de última instancia, porque eso ocurre en otras partes del mundo. En la convertibilidad, la carta orgánica que elaboró Pedro Pou no permitía redescuentos, abolió la posibilidad de que el Central fuera prestamista de última instancia, pero los hechos en economía son más fuertes que las normativas y que la única manera para que el sistema financiero no se destruyese más de lo que se destruyó fue que el Banco Central saliera a dar redescuentos.

-Ud. habla de una mejor situación de la banca pero el FMI acaba de advertir por la fragilidad. ¿En qué punto real se encuentra el sistema?

-Es como el vaso medio vacío o medio lleno. Si uno se compara con la crisis estamos fenómeno, pero si nos comparamos con el sistema inglés nuestro sistema financiero es un desastre. Hay que ser realistas, salimos de una crisis terminal, tremenda, que tuvo un alto costo y ahora estamos en el camino correcto. Para alcanzar un sistema financiero sólido deberemos tener una economía sólida, un país sin tanta fragmentación social y conflictividad. Tendremos que volver a los mercados tradicionales tras arreglar el capítulo de la deuda. Vamos por el camino correcto, y hay cosas que no se pueden resolver rápido.

-El FMI reclama compensaciones a los bancos por los amparos judiciales del corralito.

- El Estado nos podría dar bonos, pero después no sería sólido el presupuesto del Estado que lo debería afrontar. No podemos vestir a un santo desvistiendo a otro. El camino que eligió Prat Gay de pasar a pérdida el quebranto de los amparos a lo largo de cinco años es más lento, pero en otros términos es menos costoso. Creo que la Argentina aprendió la lección: ningún sector de la economía puede estar bien si la economía en su conjunto está mal. Los bancos estaban bien antes de la crisis, pero la economía está paralizada y las empresas no venden como iban a pagar los créditos. Queda una gran tarea por delante, si todo va despacio pero con un grado de tranquilidad, en quince o veinte años tendremos un país normal, después de crecer moderadamente pero sostenidamente, siempre con superávit fiscal, sin incrementar la deuda externa para vivir de prestado; con un tipo de cambio competitivo que haga posible la exportación y forme una barrera natural al ingreso masivo de bienes importados. Yo soy optimista, claro que es posible también que volvamos a repetir errores, los argentinos tenemos ese carácter, nos tropezamos con la misma piedra varias veces.

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Para Miceli la gestión de Prat Gay en el BCRA fue "postiva".

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