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 sábado, 27 de diciembre de 2003

Reflexiones
Los milagros argentinos

René A. Bonetto (*)

Hacia fines de la década del 80 y comienzos de la del 90, Argentina padecía altísimos índices de inflación y la situación económica, en general, era muy complicada con consecuencias negativas en diversos campos, especialmente el social y el político. En abril de año 1991 la dupla Menem-Cavallo introdujo la convertibilidad y aunque aquel plan económico contuvo otras decisiones no menos importantes -privatizaciones, venta del patrimonio nacional, apertura económica, precarización del régimen laboral, endeudamiento externo, etcétera- pareció que el milagro se había producido: la inflación se detuvo, Argentina ingresaba al Primer Mundo.

El país era una fiesta que duró muchos años. A consecuencia de ello Menem fue reelecto por una abrumadora cantidad de votos en 1995 e incluso en la campaña electoral de 1999 los candidatos repetían incansablemente que mantendrían el 1 a 1 ante el riesgo de perder el apoyo del electorado si llegaba a sospechar de que existían dudas respecto al sostenimiento de la paridad cambiaria vigente en esos momentos.

Pocas y vanas fueron las voces que advertían sobre las consecuencias de un modelo que hacía estragos sobre diversas actividades productivas y el interior del país, destruyendo aceleradamente el entramado económico social que, desarrollado a través de varias décadas, caracterizó y sostuvo a la Argentina. Incluso hasta se daba el extremo de ridiculizar y/o segregar a quienes presentaban reparos a la política vigente con el argumento de que se habían quedado en el pasado y no entendían nada del nuevo país que estaba naciendo. Y no fueron sólo funcionarios de gobierno o del partido gobernante. La ola estaba instalada y era muy difícil enfrentarla.

Muchos de los que ahora se rasgan las vestiduras, acompañaron o fueron parte de ese modelo. Por eso y aunque esto es harina de otro costal y no se puede vivir en el pasado, también es importante tener memoria, sobre todo en materia de posiciones y responsabilidades para tener en claro quién es quién y tratar de entender algo más a los argentinos.

Cuando la crisis ya era general y más profunda, finalmente, hacia fines del 2001 -comienzos del 2002- la convertibilidad explotó y vino la devaluación. Y de repente todo parece que comienza a cambiar. Sobre todo en regiones y para sectores con actividades vinculadas a la producción de bienes exportables que hoy tienen altos precios internacionales. Las cosechas son buenas, los ingresos son importantes, las tasas de interés son bajas, lo que favorece la demanda de bienes, empiezan a funcionar las fábricas.

Hay mucho por hacer pero el país está ante una nueva oportunidad. Pero cuidado, la recuperación, el país que Argentina puede ser no se logra sólo con medidas como la convertibilidad antes o la devaluación ahora. Pasa por un proyecto y una cultura nacionales que todavía hasta hoy no se visualizan. Medidas económicas como las comentadas no pueden por sí solas producir ningún milagro: sufrimos las consecuencias de la confusión en la década pasada, no repitamos el error ahora.

Víctor Massuch en su libro "Argentina: un sentimiento" habla de lo proclive que somos los argentinos a buscar la salvación, el camino del atajo, antes que la solución, siempre más difícil de construir para superar nuestros problemas. Hay mucho por hacer. Trabajemos sobre las coincidencias. Empecemos ahora.

(*) Ingeniero agrónomo

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