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domingo,
28 de
octubre de
2007 |
Furia de primavera. La tormenta fue el tema del día en todos los barrios, donde la gente no ocultó su bronca
Rosario tardará en recuperarse tras el violento temporal
Las autoridades admitieron que los daños fueron graves pero aseguran que todo está controlado
“Es grave, pero está controlado”. La evaluación del violento temporal de viento y lluvia que el viernes azotó a la ciudad corrió por cuenta del presidente del comité de emergencia, Miguel Zamarini, que además está a cargo de la Intendencia debido a la ausencia de Miguel Lifschitz. Aunque ayer las calles parecían volver a la normalidad y hasta hubo fútbol y mate en muchas plazas, el paisaje no dejaba de mostrar los rastros de las ráfagas de viento que en sólo cinco minutos hicieron volar todo cuanto encontraron a su paso, a 108 kilómetros por hora. Así, árboles, ramas, cables y columnas, además de antenas de televisión y de telefonía, carteles, chapas y escombros, todavía esperaban ser retirados por las cuadrillas municipales. Eso sí, de acuerdo a la estimación de las autoridades, habrá que esperar 10 días para que Rosario vuelva a verse como el viernes antes del temporal, sobre todo en las zonas sur, oeste y en el macrocentro, que fueron los sectores más afectados.
Más de 400 denuncias de árboles caídos era el registro que tenía el titular de Defensa Civil, Marcos Escajadillo, quien detalló que 35 equipos del municipio —con operarios de Alumbrado Público, Política Ambiental, Promoción Social, Salud, la Guardia Urbana Municipal y el Sies— estaban trabajando en la limpieza y apertura de calles cortadas.
Los trabajos se llevaban adelante coordinadamente con reparticiones provinciales que debían reponer los servicios, al igual que con las las empresas de recolección de residuos (Cliba y Lime).
En tanto, autoridades de la Empresa Provincial de la Energía (EPE) señalaron que los daños fueron “importantes” e indicaron que estaciones, tanto de media como de baja tensión, habían salido de servicio, por lo que se demorará entre 48 y 72 horas la normalización del flujo de energía. Lo cierto es que la tormenta dejó sin luz a 20 mil clientes, muchos de los cuales entrada la tarde de ayer continuaban a oscuras.
El servicio de telefonía, que también se había visto afectado por la caída de la antena principal de Telecom en Salta y San Nicolás, se normalizó en las primeras horas de la madrugada de ayer. Mientras tanto, las cuatro familias afectadas por la caída de la estructura de 75 metros habían sido reubicadas en hoteles de la ciudad y la empresa trabajaba en la remoción de los hierros.
Los canales de televisión de la ciudad, tanto el 3 como el 5, también se contaron entre los principales afectados porque sus antenas se desplomaron con el viento; ayer temprano comenzaron a retirar las estructuras derrumbadas.
Diferente. “Por suerte este fenómeno fue distinto a la granizada. No hubo un daños masivos, las viviendas dañadas por voladuras de chapas u otros daños están siendo asistidas y no se contabilizaron más heridos, salvo cuestiones menores. “El tema es grave, pero está controlado”, detalló Zamarini a la hora de los balances.
El funcionario destacó que las tareas apuntan principalmente a “despejar el riesgo para la vida de las personas, retirando árboles y cableado del tendido eléctrico de las calles”.
Sin embargo, apenas entrada la tarde ya aparecieron los reclamos. Vecinos de Bella Vista, Villa Banana, Villa Pororó, San Francisquito y Ludueña cortaron Perón, frente al Centro de Distrito Oeste y reclamaron “soluciones” porque “las chapas de las casas se volaron y tenemos todo mojado”, aseguraron, mientras avivaban el fuego de las cubiertas.
El tema del día. Lo cierto es que ayer nadie hablaba de otra cosa. En los barrios y en el centro intentaban volver a la normalidad, en los parques hubo fútbol y mate abajo de los árboles que quedaban, pero las consecuencias del temporal eran inocultables.
En la zona sur las vecinas barrían las veredas y, en algunos casos, salían de sus casas con baldes repletos de ramas, al tiempo que los contenedores comenzaban a rebalsar de escombros, basura y trozos de árboles.
En otro caso, además de agua y viento, hubo fuego. Como en pasaje Barbarán al 5000 donde funciona un taller mecánico. “Una columna se cayó hizo chispas y empezó a arder el taller con cinco autos adentro. Escuchamos los gritos de la gente, salimos corriendo, pero no se pudo salvar casi nada”, relató Susana, vecina del lugar.
En el macrocentro tambén la gente esquivaba ramas y cables, que en algunos casos eran señalizados con trapos de colores para evitar algún tipo de accidente.
Más al oeste, en Córdoba y Servando Bayo, también hubo que saltar escombros. Es que un plátano arrancado de raíz pegó contra la terraza de una casa y destruyó parte de la pared “de 45”, aclararon los ingenieros de Obras Particulares que trabajaban para apuntalar la esquina.
Las escuelas, sobre todo en los barrios periféricos, fueron un blanco fácil para el temporal. En Ludueña, la Nº1.027, del padre Edgardo Montaldo, perdió el techo de tres aulas y su directora, Ana Cazzoli, no podía contener las lágrimas.
“Son las primeras aulas de la escuela”, contó la mujer, quien además recordó que ya con el granizo de noviembre de 2006 perdieron otro techo del patio. Pero no fue la única, porque según autoridades del Ministerio de Educación provincial hubo casi una decena de establecimientos afectados por la falta de agua y teléfono, roturas de vidrios y caídas de chapas.
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Muchos descubrieron los resabios del viento recién al día siguiente.
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