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 domingo, 18 de febrero de 2007  
Carrera contra el tiempo para frenar el deterioro y preservar Auschwitz
El ex campo de concentración nazi está en muy mal estado. Lucha de los conservacionistas

Chris Johnson

Oswiecim, Polonia. - Auschwitz está desintegrándose. Más de 60 años de nieve invernal, sequías estivales y millones de visitantes se han hecho sentir mucho en el ex campo de la muerte nazi. Así como los sobrevivientes que visitan el campo disminuyen año tras año, el tiempo también está aplastando los edificios de la prisión, las vallas de alambre de púas oxidadas y los restos de las cámaras de gas, dejadas atrás cuando los alemanes huyeron en enero de 1945.

Los rastros de las víctimas, cabellos, anteojos, juguetes de niños y otras pertenencias, también están cayéndose a pedazos, carcomidos por insectos o por el moho, y su desaparición está dándole un lento apoyo a quienes tratan de negar que el Holocausto alguna vez ocurrió. A menos que se intensifique la conservación puede que allí pronto quede poco de la mayor tumba en Europa, donde hasta 1,5 millón de hombres, mujeres y niños, en su mayoría judíos, fueron masacrados.

Ahora la nueva administración del campo, que cubre 190 hectáreas en dos sitios cerca de Oswiecim en el sur de Polonia, está acelerando las obras y contratando más personal para frenar el deterioro y salvar al lugar como una lección para generaciones futuras. "Si hay un lugar en el mundo que debería ser conservado como un recordatorio de las consecuencias del racismo y la intolerancia, este es ese lugar", dijo Piotr Cywinski, quien asumió como director de Auschwitz en septiembre. "Pero se vuelve más difícil año tras año".

Uno de los varios problemas a los que se enfrentan Cywinski y los 260 miembros de su personal en el lugar, ahora un museo, es que Auschwitz no fue construido para perdurar. El campo de concentración era en realidad dos campos, y ambos están padeciendo serios problemas.


Huesos no piedras
Auschwitz I una base militar polaca hecha de piedra y ladrillo usada por los nazis para albergar a prisioneros políticos fue precipitadamente agrandado con mano de obra esclava usando los materiales más baratos posible después de que Alemania invadió Polonia en 1939

Auschwitz II Birkenau, a 3 tres kilómetros de distancia, era una fábrica de la muerte especialmente levantada en 1943 para el asesinato en masa de judíos, gitanos, homosexuales y demás minorías.

Conectado directamente a la red ferroviaria de Europa por una vía de acceso especial para acelerar los asesinatos, los nazis lo usaron para agilizar sus planes de una "Solución Final" para "el problema judío".

Partes del campo de Birkenau están construidas con los restos de aldeas polacas demolidas, así como caballerizas y éstas han sobrevivido. Pero muchos otros edificios ya han desaparecido. La mayoría de las cabañas de madera fueron retiradas después de la guerra para ser usadas como refugios temporales.

Y los edificios más sólidos, las cámaras de gas y los crematorios de concreto, fueron voladas por los guardias antes a su retirada. Esas ruinas han colapsado, socavadas por aguas subterráneas en ascenso, inundaciones y la erosión.

El área en torno a las cámaras de gas está acordonada con cinta, pero todavía se permite el acceso del público, parte del cual trepa por sobre los escombros. Algunos visitantes incluso conservan reliquias y objetos.

Los pozos de ceniza donde los restos de muchas víctimas fueron arrojados yacen completamente abiertos y el suelo pisoteado por los visitantes alrededor de ellos está incrustado con lo que parecen ser pequeñas piedras blancas. "No son piedras, sino huesos", explica Jarek Mensfelt, un lingüista y antiguo guía del museo. "Pequeños fragmentos de huesos humanos. Es terrible que los turistas puedan pisar restos humanos".

Varias ideas grandiosas, entre las que se encuentra una de un domo gigante, han sido rechazadas por motivos presupuestarios y porque cualquier gran construcción destruiría parte de la zona y la alteraría. Recintos a escala más pequeña para proteger a los edificios serían posibles, pero incluso estos serían costosos y todos los grupos que protegen el lugar deberían estar de acuerdo con ellos.

"Decenas de millones de dólares más serían necesarios para realizar todo el trabajo", dijo Cywinski. Pero el dinero no es el problema principal: el gobierno polaco ha proporcionado grandes sumas y existe un número de donantes internacionales.

El tiempo mismo es el enemigo, el cual está erosionando el lugar y sus contenidos. "Los conservacionistas somos como doctores: podemos prolongar la vida, pero no para siempre", señaló Cywinski, quien se opone a cualquier sugerencia de que los objetos originales deteriorados deberían ser reemplazados por copias.

Apagadas y frágiles, dos toneladas de pelo de las víctimas se encuentran apiladas en un edificio de celdas: otrora trenzas rubias, colitas negras y rizos color caoba, están gradualmente descomponiéndose y ahora lucen como lana de acero.


Cabellos y zapatos
El museo ha tenido más suerte con sus 80.000 zapatos en su mayoría sin su pareja El jefe de conservación Rafal Pioro y su personal de 38 integrantes invitaron a niños en edad escolar para que ayuden a lustrar algunos de ellos Pero hay tantos y gran parte todavía debe ser almacenada en un galpón sin aire acondicionado Lentamente la mayoría está cayéndose a pedazos El trabajo es infinito minucioso y puede ser desgarrador dijo Pioro Cuando estábamos trabajando con los zapatos de los niños algunos de nosotros llorábamos todo el tiempo.
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La red ferroviaria que lleva a Birkenau, una "verdadera fábrica de la muerte" erigida por los nazis en 1943 para el asesinato en masa de judíos, gitanos, homosexuales y demás minorías.

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