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domingo,
31 de
diciembre de
2006 |
Instantánea
"Los poetas saben que no pueden vivir de sus versos, a menos que primero escriban un libro como «Residencia en la tierra» , y después continúen su vida y su obra con proyección masiva. Ejemplo famoso es el de Anacreonte, que al recibir dinero de su protector no pudo dormir por la preocupación de qué hacer con él y al día siguiente lo devolvió. (...) En cuanto a mí, el único libro que vendí fue «El sicópata»: 40 en Buenos Aires y 400 en Rosario, aproximadamente. Cuando iba a una librería y me liquidaban la venta salía contento como un chico: no podía creer que aparte de la felicidad que me había proporcionado lograr ese libro, encima me dieran plata" (Francisco Gandolfo, respuesta a una encuesta del Centro Editor de América Latina, 1981).
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