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 domingo, 31 de diciembre de 2006  
Una reunión que sirvió para que se conocieran

Pese a que varios de los deportistas compartieron una misma competencia, los Juegos Odesur, no se conocían y al principio les costó entrar en clima. Pero después se soltaron, intercambiaron experiencias y disfrutaron de la reunión.

La mayoría llegó a la hora estipulada. Federico Todeschini ingresó al museo de La Capital, observó con desconocimiento a los demás deportistas y preguntó quién era cada uno.

La gimnasta Virginia Deluzio, siempre tímida, se mantuvo a un costado acompañada por su papá.

Otros, como el judoca Miguel Albarracín, al principio permaneció junto a su novia, aunque luego fue uno de los primeros en acercarse a dialogar con otra colega, la remera María Clara Rohner.

El tirador Héctor Fossati se mantuvo cerca de sus afectos, su esposa y su hijo.

Por su parte, el tenista Facundo Bagnis y la nadadora Nadia Colovini permanecieron junto a sus respectivas madres.

El judoca Laureano Martín estuvo la mayor parte del tiempo sentado, acompañado por sus muletas. Es que días atrás fue operado de una rotura de meniscos y se está recuperando.

Algunos también miraron más de una vez el reloj, porque tenían otras despedidas de año, pero aceptaron sin reparos la producción fotográfica y la entrega de diplomas.

Cuando ya estaban todos preparados para la foto grupal, apareció el patinador Luis De Mattía, pidió disculpas por su retraso y se sumó a los demás.

En el final, y cuando ya se había ido la mayoría, las jugadoras de hockey Marien Bianchini y Agustina Bouza se quedaron charlando para conocer a las patinadoras Rocío Livieri, Bárbara Barrionuevo y Dana Altuna. Y quedaron sorprendidas al saber que eran subcampeonas mundiales y que esa conquista tuvo tan poca repercusión.

Así pasó el merecido tributo a los deportistas. Con sus diplomas en la mano se despidieron, seguramente con la esperanza de que la invitación se repita el próximo año, porque eso será la mejor señal de que otra vez sobresalieron.
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