Año CXXXVII Nº 49340
La Ciudad
Política
Información Gral
El Mundo
Opinión
La Región
Policiales
Cartas de lectores



suplementos
Ovación
Turismo
Mujer
Economía
Escenario
Señales


suplementos
ediciones anteriores
Educación 30/12
La Escuela en Foco 30/12
Autos 28/12
Salud 27/12
Página Solidaria 27/12
Turismo 24/12
Mujer 24/12
Economía 24/12
Señales 24/12
Estilo 16/12

contacto
servicios
Institucional


 domingo, 31 de diciembre de 2006  
Anuario 2006. Kirchner tuvo su principal pulseada con el sector agropecuario
La relación entre el campo y el gobierno fue la más conflictiva
Hubo dos paros y el Estado intervino en los principales mercados. Una tensión que llegó para quedarse

Un conflicto declarado con el gobierno, contexto inmejorable de precios de los commodities agrícolas y una ganadería con exportación restringida y productividad en baja muestran una panorámica de cómo termina el campo este año que se va.

La rentabilidad no parece ser un tema de discusión en esta campaña que finaliza, pero sí las relaciones con el mercado y el poder. Por eso, distintos analistas analizaron para La Capital las perspectivas del año que mañana arranca. El mismo que presenció el juicio contra el Secretario de Agricultura por el reparto de la Cuota Hilton (del que salió absuelto) o la separación de la titular de la Comisión de Agricultura de Diputados, María del Carmen Alarcón, por sus diferencias con el gobierno en las políticas hacia el sector.

Aunque los datos objetivos indiquen que 2006 "fue un buen año" para el campo, el sector no lo vive de esa manera y ese malestar quedó expresado en julio y diciembre con dos paros agropecuarios de masiva adhesión.

Así, mientras el Coco Basile era elegido titular de la Selección Nacional de Fútbol y se realizaba la Cumbre del Mercosur en Córdoba, arrancaba el 21 de julio la primera medida de fuerza agraria que duraría hasta el 25, impulsada por Confederaciones Rurales Argentinas.

¿Qué situaciones llevaron al campo a tamaño enfrentamiento con el gobierno -que respondió a las quejas agrarias con artillería pesada y medidas de ese tenor- cuando el contexto económico, financiero y de mercado mostraba signos de extrema bonanza para el sector?

El vicepresidente del Conicet, Mario Lattuada, explicó que hay varios motivos para explicar esa conflictividad. Por un lado apuntó que desde la devaluación, el campo tuvo una excelente rentabilidad, sobre todo el sector agroexportador, y a excepción de algunas economías regionales, casi todas las actividades son rentables. "Hay precios internacionales más que favorables para el campo y nadie se quiere perder el premio mayor. Todo el mundo pelea por sus intereses", dijo el especialista.

Según Lattuada "se había perdido mucho en los noventa y ahora se piensa que se puede ganar y nadie quiere perder", opinó el investigador.

Pero para Lattuada, si el gobierno admitiera esa posibilidad, esto repercutiría en los sectores populares y es a los que busca seguir defendiendo. "Hay que recordar que el tipo de cambio alto no es una decisión de mercado sino política", recalcó.

Otro de los temas a los que apuntó Lattuada y sobre los cuales las entidades del agro hacen hincapié son las las políticas a mediano y largo plazo que hasta ahora el gobierno no pudo resolver sin conflicto. "Falta un entramado institucional como fueron las cadenas, que si funcionaran correctamente, los conflictos no deberían darse", indicó y agregó: "Hay un gran vacío en la Secretaría de Agricultura y ese papel lo ha tomado Economía o la Secretaría de Comercio", reflexionó Lattuada.

Para Fernado Botta, analista de Agro Brokers en la coyuntura del agro convergen dos situaciones: por un lado los altos precios de los commodities que hacen que los valores del resto de los productos, como la carne o el pan, sean caros. "No sería un problema si el resto de los productos bajaran", dijo y por otro, "que el gobierno está emitiendo más de la cuenta y hay un problema de política monetaria", agregó.

Según Botta, el problema radica en que "el gobierno le quiere hacer pagar sólo al campo el problema de la inflación a la Argentina" y apuntó que en este momento el agro es un agente inflacionario porque tiene los valores más altos de la historia.

Precisamente, este año el sector agropecuario estuvo beneficiado por precios internacionales muy favorables que hicieron que productos como el maíz, o la soja llegaran a valores históricos. Pero para que estas subas no impacten en el consumo interno, el Estado intervino los mercados de cereales, generando graves conflictos con los productores. Así aún resuenan los coletazos del cierre del registro de exportaciones de trigo el 19 de mayo último y similar medida adoptada luego con el maíz.


Diálogo frustrado
En enero arrancaron las primeras rondas de diálogo entre el gobierno -piloteadas por la ministra Miceli- y las entidades agropecuarias. En ese momento la funcionaria confirmó que continuaban las retenciones y CRA y Federación Agraria (FAA) empezaron a marcar diferenciarse en su relación con la administración K.

Luego siguieron un acuerdo de precios para congelar el valor de la carne y continuaron con la creación de un registro de exportadores del sector vacuno, en un enero que empezaba a recalentarse.

El conflicto en ese rubro se agudizó cuando desde Economía se dispuso el cierre de las exportaciones para evitar la escalada inflacionaria y el envío de listas de precios máximos a Liniers.

El frustrado plan ganadero presentado el 8 de mayo último por el gobierno no conformó a nadie y se abrió un nuevo enigma para el sector de cara al mediano plazo vinculado con la capacidad de la Argentina para recomponer stocks y recobrar competitividad en el sector ganadero.

Estos factores ayudaron a recalentar el ambiente gremial empresario que luego derivaron en los paros agropecuarios con una marcha fundacional en La Pampa.


La industria frigorífica
El sector también atravesó un proceso de recambio empresario, especialmente en el rubro frigorífico. Encabezada por un flujo de capitales extranjeros, especialmente brasileños, en la industria de la carne se movieron varias piezas. Así quedó demostrado con la compra de las dos plantas de Cepa por parte de Swift, controlada por los brasileños de Friboi y el desembarco de Marfrig en AB&P de Hughes.

La industria aceitera no quedó afuera del protagonismo, pero en este caso para bien. LLovieron anuncios de inversiones en ese sector, fundamentalmente destinadas a la elaboración de biodiesel, pero también ampliación de capacidad instalada, como los casos de Molinos, ACA, Vicentín, Cargill o Dreyfus.

Además del avance en materia tecnológica, expresada cabalmente en los congresos de Aapresid y Mercosoja que se realizaron en Rosario, el sector hizo lobby logró buena parte de sus reclamos, por caso, la profundización del dragado dela hidrovía y la firma de la admisión temporaria de soja que permitirá ingresar mercadería desde el exterior para crushing sin tributar por ella.

También se afianzaron inversiones en insumos para el sector como el de los fertilizantes y la falta de gasoil fue un tema que complicó las tareas de trilla del trigo y de siembra de granos gruesos y trajo dolores de cabeza al gobierno que aplicó una ley de abastecimiento que tampoco satisfizo a los actores de la cadena.

Y si de sorpresas se trataba, el sector cerró el año con el anuncio de la venta de Sancor a un grupo del que participaba Soros. Finalmente esto no prosperó y la cooperativa eligió el auxilio financiero que ofreció el gobierno de Venezuela, un país que resultó fértil para la Argentina y con el cual se lograron cerrar acuerdos para la exportación de maquinaria agrícola, todavía es la niña bonita del campo.
enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo


Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
El campo da pelea. Este año el sector le planteó dos paros al gobierno de Kirchner.

Notas Relacionadas
El crecimiento y las cuentas pendientes




  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados