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sábado,
14 de
octubre de
2006 |
En casa no se puede
Central cayó y otra vez perdió puntos de local
Aníbal Fucaraccio / Ovación
Otra vez quedó en deuda en Arroyito. Este Central es así. Una versión inconsistente. Una ilusión que se prende y se apaga sin patrones de regulación y resguardo táctico. Queda claro que aún no hay madurez ni suficiencia. Hasta ahora sólo hay una idea en progreso, con una estructura que arrima una porción insuficiente de confianza y resultados que encienden esperanzas a cuentagotas y en tierras foráneas.
El primer tiempo exhibió que Central depende mucho del Kily González, un titiritero moderno que mostró toda su clase a los 7 minutos en la exquisita habilitación para que Ruben anotara la apertura con un remate seco que desairó a Sessa y enloqueció al Gigante.
En los primeros 15' el equipo de Gorosito mostró su mejor cara. Los volantes ejercieron una presión asfixiante, recuperaron rápido la pelota y el tridente conformado por el Kily-Ruben-Belloso lastimaba la resistencia del Fortín. Cada ataque canalla era una amenaza de gol.
Una de las más claras fue un lujo del Pejerrey que le robó una pelota a Pellegrino cerca del área, la pinchó por encima de Sessa desde un ángulo cerrado pero el palo dijo no.
Luego, Central entró en la confusión, perdió la pelota y terminó cediendo la iniciativa y terreno. Regaló protagonismo por pocas monedas.
El local tampoco supo aprovechar la infantil expulsión de Cubero (ver página 3). Nunca encontró el hueco natural que ofrece la superioridad numérica. Gorosito ni siquiera logró en el vestuario organizar a sus dirigidos que de a poco fueron perdiendo la línea de juego y las ambiciones.
En el complemento Central pecó de falta de audacia para rematar a la víctima. No tuvo alma de torero. A los 51' Castromán avisó con un remate desviado. Y a los 59' llegó el primer golpe visitante. Una mano de Garcé otorgó un tiro libre que fue aprovechado por Zárate para meter un centro milimétrico que Pellerano transformó en gol con una brava arremetida adentro del área. Cabezazo y paridad.
Central salió herido a responder, demasiado apurado. Gorosito mandó al campo de juego a Di María, Velázquez y Conca, pero el escenario no varió. Vélez era el más convencido de lo que había que hacer.
Y cuando el encuentro se moría, a los 85 minutos, Zárate se quedó con una pelota guapeada en terreno enemigo, disparó por compromiso y la pelota se le escapó increíblemente a Ojeda entre las piernas.
Evidentemente Central tuvo su viernes 13. No supo ganarlo con un hombre de más y le dieron vuelta el partido con un gol insólito sobre la hora. Volvió a defraudar a su gente. Fue un golpe bajo que hay que digerir antes del clásico. No le queda otra.
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Fotos
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Di María intenta escaparle a la marca de Escudero.
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