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domingo,
08 de
octubre de
2006 |
Desde el Episcopado sugieren "dejar que se aquieten las aguas"
Buenos Aires.- El vicepresidente segundo del Episcopado, monseñor Agustín Radrizzani, intentó bajarle el tono a la fuerte polémica entre la Iglesia y el gobierno, y sugirió que “ahora lo mejor es llamarnos a silencio y dejar que se aquieten las aguas”.
El obispo de Lomas de Zamora admitió que hay “frases desafortunadas de los dos lados”, pero remarcó que “lo que pasa es que no hay sumisión” del sector eclesiástico.
“No se ve en este momento una Iglesia complaciente ante quienes en un momento no busquen el bien común. Entonces, si tiene que decirles algo a sus gobernantes, se lo dice. Y si tiene que decirles algo a sus fieles, se lo dice. Son niveles de sinceridad donde a veces hay intervenciones que rayan lo agresivo. Pero eso deberá limarse con el tiempo”, indicó.
En diálogo con un matutino porteño, Radrizzani evaluó que “la relación” entre el gobierno y la Iglesia “siempre fue correcta”.
“Nosotros no nos sentimos ni subordinados ni agresivos. Estamos trabajando por el bien común y los más necesitados y el gobierno nos acompaña en muchas iniciativas. Las divergencias fueron entre personas del gobierno o de la Conferencia Episcopal en momentos muy puntuales”, dijo.
Añadió que “cada uno expresó su posición por amor a la verdad. No se puede decir que la relación esté deteriorada. La relación en las provincias y municipios es muy buena”.
Esta semana, la relación entre ambos sectores registró su peor momento después de la dura respuesta de Kirchner a declaraciones de Guillermo Marcó, el vocero del cardenal Jorge Bergoglio, quien acusó al presidente de “sembrar divisiones”.
El jefe del Estado replicó luego que el diablo también lo llevan “quienes usan sotana”. (DyN)
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