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 domingo, 08 de octubre de 2006  
Nutrición: alimentación natural como base de una vida saludable

Clarisa Errcolano / La Capital

El pez por la boca muere dice el saber popular y parece que la frase tiene mucho de certeza. En pleno auge de la alimentación saludable, Silvana Ridner, terapeuta nutricional y una de las pioneras en promover este tipo de alimentación, explica a La Capital que la llamada alimentación natural tiene que ver con la salud, "con darle al cuerpo lo que precisa para vivir sano".

¿Qué precisa el cuerpo? Frutas y verduras crudas, cereales, legumbres, semillas oleaginosas, frutas secas, aceites de primera prensada en frío y productos integrales, como azúcar, harinas y miel. "Hay que dejar de lado lo enlatado, que está muy de moda", recomienda.

Lamentablemente, el ritmo acelerado de la vida diaria dificulta cumplir con una alimentación que complete todos los requerimientos del organismo.

Si bien Ridner dice que alguien bien alimentado no necesita suplementos vitamínicos, recomienda volcarse a aquellas alternativas naturales como la ingesta de levadura de cerveza, germen de trigo y el microalga spirulina. "Son totalmente naturales, sin agregados químicos ni aditivos, y reúnen vitaminas, proteínas y minerales. Además, existen menores riesgos de excesos, ya que por tratarse de algo natural, el cuerpo no demora en eliminarlos".

A la hora de hacer una elección correcta de lo que se ingiere, la especialista sugiere usar el discernimiento para distinguir productos naturales de otros que no lo son, "sobre todo porque lo natural está de moda". "Algunas empresas son responsables y trabajan bien, pero no todas son iguales. En los centros urbanos no es complicado conseguirlos, pero si no es así, conviene echar mano de los alimentos propios de cada lugar", recomienda Ridner.

La especialista aclaró que natural no equivale a orgánico. "Natural es un alimento que proviene de la naturaleza, mientras que orgánico es lo natural, que se cultiva libre de agroquímicos", afirma.

En cuanto a los alimentos adicionados, como el caso de las leches con calcio y hierro, Ridner recomienda precaución: "los agregados se hacen químicamente y uno no sabe si necesita o no esa cantidad de hierro o de calcio".

Para la terapeuta nutricional es fundamental también saber cómo cocinar para evitar la pérdida de nutrientes.

"Lo crudo, que no pasa por el fuego, es lo más sano. Cuando necesitamos cocinar hay que hacerlo al vapor, al nituke (método oriental) o al horno; nunca usar el microondas ni las frituras", indica, y agrega que también hay que ser cuidadosos a la hora de guardar los alimentos "para evitar de esa manera las contaminaciones".

Mantener una alimentación basada en lo natural garantiza una vida más saludable y mayor resistencia a las enfermedades. "Se reducen considerablemente la cantidad de medicamentos que se ingieren", subraya Ridner.


¿Cómo empezar?
Para comenzar a incorporar una alimentación natural, Ridner recomienda reemplazar lo blanco por lo integral, dejar el azúcar por la estevia (yerba dulce) o el azúcar negra. En cuanto a los aceites, elegir los elaborados con semillas orgánicas y de primera prensada en frío, y reemplazar las grasas animales por vegetales, nunca por margarina, que si bien es vegetal, cuando se hidrogena se comporta como una grasa de origen animal.

Ridner es además cultora de la alimentación vegetariana, no come ningún tipo de carne pero no se fanatiza. "No como animales como parte de una filosofía de vida, porque creo que los animales se estresan al momento de su muerte y esa carga negativa se trasmite al humano. Igualmente, si alguien come carne equilibradamente puede vivir bien", asegura.

La terapeuta señala que no comer carne no equivale a la anemia. "Hay que combinar bien los alimentos, si no se come carne, conviene dejar de lado lo refinado, que dificulta la absorción del hierro vegetal".

Entre los problemas más frecuentes que Ridner recibe en el consultorio, aparece el de la constipación. "Se mejora, pero es complicado, está muy ligado a lo emocional, porque el intestino es nuestro segundo cerebro y las emociones influyen notablemente".

Tan alta es la incidencia de los conservantes, químicos y aditivos que llegan al cuerpo mediante los alimentos que Ridner dispara un dato significativo: "nuestros cuerpos tienen una enorme carga tóxica que no existía en nuestros abuelos, incluso los cadáveres tardan más en descomponerse por los elementos químicos que no se degradan y que persisten por más de siete años".

C.E.
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