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domingo,
08 de
octubre de
2006 |
Carencias y
la relación
interdistrital
Alberto Ford (*)
El presupuesto participativo no puede explicarse sin referencia a la crisis de 2001 y a la explosión asamblearia a la que tuvo lugar el país. Su existencia obedece a tres principios fundamentales: participación, igualdad y efectividad. Se trata de una política valiosa en la que sería bueno profundizar, mejorando lo que ya se hace pero sobre todo implementando algunas cuestiones que todavía no se han concretado.
Por ejemplo, el dinero a repartir entre los distritos no tendría que ser un importe fijo sino una suma proporcional a las necesidades. Se podría empezar por implementar la ordenanza Nº7869 (sobre un proyecto de los concejales socialistas Silvia Augsburguer, María Cristina Fregoni y Miguel Zamarini), que establece que la asignación afectada el presupuesto participativo debe ser porcentualmente igual o mayor a la del año anterior.
Pero fundamentalmente debe elaborarse en base a un índice de carencia (con indicadores de salud, educación, vivienda) cuyo cálculo deberá ser actualizado anualmente previo a la distribución de los recursos.
Del total, un 50 por ciento debería girarse por partes iguales a los seis distritos, mientras que la otra mitad debería aplicarse en forma directamente proporcional al índice de carencia.
La participación debe ser también en calidad. Es fundamental mejorar la información relevante sobre los problemas de los barrios y de la ciudad en su conjunto. Con eso mejoraría mucho la expresión de demandas, sus posibles soluciones y las decisiones que se tomen.
Otra cuestión importante sería buscar la integración interdistrital entre los consejeros del presupuesto, que hoy trabajan mirando exclusivamente a "su" distrito. La idea es pensar en una instancia formalizada en la que se reúnan las consejeras y consejeros de todos los distritos.
(*) Docente e investigador de la Facultad de Ciencia Política de la UNR
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