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 domingo, 08 de octubre de 2006  
La gran elección. Empezaron las consultas y las preinscripciones en los colegios
Cada año se camina más para elegir la escuela de los chicos
Según estimaciones del Ministerio de Educación, unos 18 mil niños comenzarán el prescolar en el próximo ciclo

Carina Bazzoni / La Capital

Hace tiempo todo era más fácil: los chicos iban a la misma escuela que sus padres, a la que les quedaba cerca de la casa o la que coincidía con la religión de la familia. Hoy, estas son apenas algunas opciones y los padres caminan cada vez más antes de elegir una escuela para sus hijos. Tanto que, si bien el calendario del Ministerio de Educación santafesino marca que la inscripción comienza recién el 11 de diciembre, muchas escuelas oficiales llevan meses recibiendo consultas. Y en algunos colegios privados ya ni siquiera quedan bancos. De todas formas no es cuestión de salir corriendo: los especialistas recomiendan pensar con calma, recorrer varios establecimientos, hablar con sus docentes y comparar propuestas antes de tomar una decisión.

Según datos del Ministerio de Educación de la provincia, en Rosario unos 18 mil chicos deberán empezar el prescolar (primer año de escolaridad obligatoria) en marzo del 2007. Y sus padres ya comenzaron a deambular por distintas escuelas tratando de encontrar la que mejor responda a sus expectativas.

"Muchas escuelas empiezan en julio a recibir las primeras consultas -asegura la jefa de supervisoras del ministerio, Amanda Boses-. Los papás están cada vez más ansiosos y empiezan a averiguar con tiempo".

En las direcciones de algunas escuelas se escucha lo mismo. En el Complejo Gurruchaga hay dos salas de cuatro años. La mitad del cupo se cubre con los hermanos de los alumnos que ya están en la escuela y los aspirantes a cubrir la otra mitad ya superan con creces los bancos disponibles. "Los padres se quejan porque consideran injusto no poder elegir libremente la escuela donde se van a educar sus hijos, pero tampoco podemos hacinar a los chicos", indica la directora del nivel inicial, Andrea Fernández.

Estela Avila trabaja desde hace 30 años en el Colegio San Patricio y desde 1993 es la coordinadora del primer nivel. La experiencia le permite asegurar que los padres se toman cada vez más en serio la tarea de buscar una escuela. "Llegan cada vez más temprano y más ansiosos. Vienen de recorrer varios establecimientos y hacen muchas preguntas", explica. La nueva costumbre lleva incluso a modificar los tiempos de la institución, "ya en septiembre tenemos la mayoría de los cupos cubiertos", comenta la profesora.

En la ciudad hay más de 400 establecimientos de nivel inicial. Unos 74 jardines independientes y 155 escuelas de EGB con secciones de cinco años conforman la oferta pública. Y otros 40 jardines y 270 escuelas giran bajo la órbita de la gestión privada. Todos con diferentes ofertas y proyectos educativos.

En los colegios, también los precios de las cuotas son variados, van de los 53 a los 160 pesos, de acuerdo al grado de subvención estatal que reciban. Y llegan a trepar a más de 200 pesos en el caso de los establecimientos que no cuentan con aportes del Estado.


Saber diferenciar
Hay escuelas -tanto públicas como privadas- que ofrecen inglés desde el nivel inicial, talleres de plástica, educación física y música, huerta, con actividades fuera del turno escolar, pequeñas, grandes, con posibilidad de cursar hasta el polimodal, con muchos alumnos por curso o con grupos reducidos. Y, con esa variedad, la elección se complica.

Tanto que, para muchos especialistas, la escuela ideal directamente no existe. "Ninguna institución por mejor que sea va a cubrir todas las expectativas de la familia", sostiene Susana Gaitán, directora del seminario de nivel inicial en la carrera de Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y profesora de formación docente en las escuelas normales 1, 2 y 3.

Para Gaitán "no hay escuelas malas o excelentes en sí mismas, sino una variedad de escuelas mejores o peores de acuerdo a lo que cada papá esté esperando". Entonces, la clave de la elección es la de establecer prioridades, es decir, "ver lo que uno está dispuesto a negociar a cambio de lo que más le importa", explica.

Así, conviene empezar por algunos puntos fundamentales. Determinar, por ejemplo, si se desea una escuela pública o privada, una laica o religiosa, una que permita completar todos los niveles de la enseñanza obligatoria o una más pequeña. Tener claro estas cosas orientará la selección.

Después, hay que empezar a recorrer las escuelas, hablar con sus directores, con los maestros, con padres de otros alumnos. Observar los edificios, los espacios comunes y, si es posible, ver cómo los chicos se mueven en estos lugares.

"Pero hay que saber diferenciar lo que aparece a primera vista, esto es el edificio y el equipamiento, del grupo humano con el que cuenta una escuela y el proyecto educativo que sostiene", aclara Cecilia Bixio, profesora de la UNR y directora del Departamento de Psicología Educativa de la Facultad de Psicología de la universidad estatal.

"Es importante hacerse una idea de cómo se trabaja en cada escuela -señala-, preguntar con qué criterio se manejan las cuestiones disciplinarias, qué alternativas hay para los chicos con dificultades para aprender o si cuentan con un gabinete psicopedagógico dentro o fuera de la escuela. Todas estas cosas demostrarán a los papás si el equipo docente está pensando en los niños sólo como alumnos o como chicos con necesidades y problemas que es necesario atender para resolverlas".

Si bien la elección de una escuela es, exclusivamente, una cosa de grandes, no viene mal escuchar a los niños. "Cuando escogemos un colegio lo hacemos en función de nuestros proyectos como adultos, cómo queremos que sean nuestros hijos, pero debemos tener en cuenta las posibilidades de los niños", advierte Gaitán.

De esta manera se evitan malas experiencias. "Hay chicos que no están en condiciones de disfrutar un colegio terriblemente exigente, por poner un ejemplo, o chicos que están más interesados por el arte o la música que por aprender inglés. Por eso no viene mal sembrar la duda de si cuando pensamos en la mejor escuela para los chicos estamos realmente atendiendo a sus potencialidades o sus intereses", reflexiona.

Bixio también propone escucharlos, explicarles por qué se eligió tal o cual escuela. Y, una vez que los papás estén seguros de la elección, llevarlos a recorrerla, mostrarles la sala que van a ocupar y hablar en familia sobre qué cosas les gustan de cada lugar.

"No hay recetas y cada familia tiene sus criterios, pero es bueno que los padres lo vean como una determinación fundamental, porque es un modo de rescatar y recuperar la confianza en la escuela. Porque si cualquiera diera igual, se minimizaría lo que allí va a suceder, nada menos que aprendizajes significativos, experiencias culturales y vínculos sociales importantes", concluye Bixio. Marcas que van a acompañar a los chicos durante toda su vida.


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