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 miércoles, 23 de agosto de 2006  
"Lo que vivió el chico no hay dinero que lo pague", afirma la mamá
Dice que el chiquito dirá cómo usar la plata

A pesar de que ya pasaron casi cuatro años desde ese fatídico domingo del 25 de agosto de 2002, la mamá de Brian, Viviana Montenegro, aún sufre al recordar lo que le tocó enfrentar a su nene, por entonces de apenas tres. No sólo en cuanto a lo físico, que al día de hoy le sigue trayendo secuelas, sino psicológicamente. Sin embargo, la mujer no muestra el menor exitismo ante el fallo que obligará al dueño del perro que mordió a Brian a pagarle 15 mil pesos por daños y perjuicios. "Lo que vivió el chico no hay dinero que lo pague, porque él sufrió mucho" casi susurra. Y también se encarga de dejar claro que esa plata "no será de la familia, sino del nene", por lo que su uso dependerá de la estricta decisión de Brian. Una posibilidad, "si él quiere", es que le sirva para costear una nueva cirugía estética de la gran cicatriz que aún le cruza la carita.

En su austero departamento de Paraguay al 4900, Viviana explica que su esposo, Carlos Ramírez (que fue el demandante en la causa), se encuentra en cama porque el domingo pasado sufrió un accidente con su moto. Por eso es ella la que cuenta cómo recibieron la noticia del fallo.

La mujer todavía recuerda cuando los enfermeros del Hospital de Emergencias Clemente Alvarez la llamaron para decirle que su hijito había llegado accidentado a ese centro asistencial, donde ella se encontraba ese día trabajando de feriante. Sus compañeros tuvieron la delicadeza de avisarle cuando ya habían vendado a Brian las tremendas heridas que traía en la mejilla izquierda, la oreja y el hombro.

Luego el cirujano fue claro: las lesiones eran graves. "Estuvo 15 días internado, varios en terapia intensiva, y después iba y venía por las curaciones. Esos días vivimos un estrés muy grande", recuerda la mamá.

Hoy por hoy, a Brian le queda pendiente otra operación en el lado izquierdo de la carita, donde le quedó "mucha cicatriz". La oreja, en cambio, ya fue enteramente reconstruida. "Nosotros pensábamos que pasando el tiempo, a medida que fuera creciendo, la cicatriz se le iba a ir estirando, pero se le nota", cuenta muy escuetamente Viviana.

Pero si el proceso de cicatrización le llevó a Brian mucho tiempo y dolor, superar el terror resultó aún más lento. "Al principio fue muy duro: lloraba todo el día, a la noche soñaba... pero a medida que fue pasando el tiempo empezó a reponerse. Y el miedo a los perros lo ha podido superar un poco, pero tuvo que ir a la psicóloga", cuenta Viviana. Así, explica, el nene fue "aprendiendo que no todos los perros son iguales, que hay algunos agresivos y otros inofensivos", aunque "si ve uno grande trata de esquivarlo".

De todos modos, la familia recibió la noticia del fallo con tranquilidad y resolvió que sólo Brian decidirá cómo usar el dinero. "Es del nene, no nuestro", dice Viviana. Y aunque Brian ya está acostumbrado a su cicatriz, confía en que más adelante decida operarse, tal como aconsejó el médico.
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