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 domingo, 23 de julio de 2006  
El boom de las ventas de autos logró saturar los servicios de mantenimiento
Obtener un turno para reparar o revisar un vehículo demanda una semana, pero a veces pueden ser dos

Pablo R. Procopio / La Capital

Llevar el auto al taller requiere armarse de paciencia. El repunte sostenido de la venta de vehículos saturó las áreas de servicios de las concesionarias y los talleres mecánicos privados. Por eso, esperar 7 días y hasta dos semanas por un turno suele ser moneda corriente.

En el firmamento de las finanzas públicas, la estrella del mes pasado fue el sector automotor, que mostró una suba del 32,6 por ciento interanual y ya acumula un aumento del 24,3 por ciento desde principios de año. Liderada por los autos, la actividad industrial volvió a crecer rigurosamente en junio y permitió cerrar el segundo trimestre del año con índices más fuertes que en el período enero-marzo.

Si además se tiene en cuenta que la circulación vehicular en Rosario aumentó un promedio del 10 por ciento en lo últimos dos años, no es justamente el azar el que motivó que se colmaran los talleres. Todo lo contrario, los datos anteriores se convierten en inapelables y ejercen una robusta influencia.

"Se forma un cuello de botella". Con esta frase, uno de los responsables de la firma Pesado Castro graficó la situación que se pone en evidencia en los espacios de reparación y mantenimiento de automóviles. Por eso, casi todas las concesionarias tuvieron que incrementar al doble su capacidad de atención, atacando diversos frentes.

"La media de espera por un turno en las compañías que no se agiornaron está en los 15 días", prosiguió el portavoz al momento de comparar este estado de cosas con quienes tuvieron inevitablemente que ponerse en órbita.

Así y todo, estas empresas atienden a sus clientes luego de aproximadamente una semana a partir del primer llamado telefónico del interesado. Antes no se pasaba de 2 días.

"Los talleres están hasta las manos por el crecimiento de la venta de autos", confesó el presidente de la Asociación Talleres Reparaciones de Automotores y Afines de Rosario (Atrar), Salvador Lupo. Estos negocios particulares no quedan excentos de hacer aguardar a la gente más que antes. No obstante, dijo que los plazos "son menores" que en las agencias oficiales. "Y ni hablar de las concesionarias que tienen como máximo dos puntos de servicio en toda la ciudad", subrayó.

Lupo indicó que el trabajo de los referentes privados se incrementó en el orden del 40 y 50 por ciento desde 2002 hasta la fecha.

Y, respecto de las demoras, habló de "alza sostenida desde principios de año", algo que se agiganta en los períodos inmediatamente previos a las vacaciones. En resumen, para no tener problemas hay que pedir un turno al menos 10 días antes se salir a andar las rutas. Así, en virtud de buscar una situación análoga pero del año que pasó, "con cinco días de anticipación estaba bien en el invierno de 2005", enfatizó.

"Hoy no podés atender a nadie de un día para el otro", dijeron desde Pesado Castro.

En la actualidad, se registra hasta un 15 por ciento más de demanda de service y reparaciones. Por eso, "no hay otra opción que adecuar las estructuras", explicó, por su parte, Armin Reutemann desde Reutemann Automotores.

"Cada firma buscó su propia solución", siguió. La suya, por ejemplo, fue alquilar un depósito de 4.000 metros cuadrados aproximadamente para descomprimir la casa central y poder habilitar más superficie destinada a las reparaciones.

Porque también hay que tener en cuenta que la suba en las ventas impone que haya más stock y los automóviles no son precisamente elementos pequeños. Duplicar un promedio de 80 unidades lleva a tener que contar con "inmuebles impresionantes", consideró.

Según el empresario, estos son los "problemas del crecimiento" que se traducen en todo tipo de modificaciones, como la incorporación de más personal.

En general, desde mediados de 2003 a hoy se duplicó la cantidad de empleados en las concesionarias al igual que la superficie de los locales.

Para Daniel Marinozzi, gerente general de Giorgi, la mayor demanda en los talleres oficiales obedece también a que los precios no se han ido a las nubes con relación a los privados. "Nosotros tenemos una mano de obra de 50 pesos la hora; nada mal si se considera que para hacer un service de electricidad se utilizan herramientas costosísimas en dólares", puso como ejemplo.

En este contexto de crecimiento, las subas se dieron en varios órdenes. El mercado de autos de lujo superó durante el período pasado las cifras de venta que se habían registrado en 2001, el último año que estuvo vigente el 1 a 1. Durante 2005, los patentamientos de modelos cuyos precios arrancan en 31.000 dólares y llegan hasta niveles de 140.000 (siempre en la moneda estadounidense), se columpiaron entre las 4.000 y 4.200 unidades, según los principales referentes de ese rubro. Así, representó un incremento del 36 por ciento contra el año anterior, pero además superó 23 por ciento las ventas registradas durante 2001.

Los automóviles más baratos se encarecieron en lo que va del año entre un 7 y un 32 por ciento respecto del promedio de 2005, según datos de este mes de la Guía Oficial de Precios de la Asociación de Concesionarios de Automotores de la República Argentina (Acara). A su vez, el precio promedio de facturación por unidad vendida (considerando todos los modelos del mercado) subió entre un 2 y un 20 por ciento en el mismo lapso. De esta manera, estos incrementos fueron superiores al alza de la inflación en lo que va del año, que alcanzó un 4,9 por ciento según el índice que mide el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).

Los datos oficiales también indicaron que la venta de unidades cero kilómetro sigue subiendo en alrededor de un 15 por ciento anual y en Rosario ha logrado conformar (junto al resto de los vehículos) un parque automotor que ronda las 410 mil unidades.

Como si esto fuera poco, cada mes, más de 1.600 rosarinos obtienen una nueva licencia de conducir, 300 más que en 2005. El tránsito se está haciendo más lento y desordenado, aunque las autoridades municipales evitan hablar de "congestión".

"Ya terminó la era del auto que se arreglaba en un galponcito con piso de tierra", dijo Reutemann. Y puso acelerador a fondo al explicar las necesidades del momento, indisolublemente ligadas a la tecnología.

Ampliar los talleres lleva consigo inversiones en maquinarias y "los costos de equipamiento son muy elevados", expresó. Pero en la actualidad los autos son mucho más sofisticados, y si no se cuenta con los equipos especiales es poco lo que se puede hacer.
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Antes de salir a la ruta conviene pedir turno con los mecánicos.

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