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 sábado, 22 de julio de 2006  
La vuelta de un hijo pródigo
Kily puso la firma y dijo que llegó para ser campeón

Gustavo Conti / Ovación

Los papeles sobre la mesa, el bolígrafo a mano. Ayer, a eso de las 16.15, estaba todo pronto para la firma del contrato, pero algún último detalle lo demoró. Los nervios acentuaron en la cara de Christian González la tensión que lo envolvía. Pero después de un último cuarto de hora, otro Kily apareció en escena. Feliz como nene con chiche nuevo, se abrazó con todo el mundo, se sacó fotos con todos los testigos de la escena y hasta pareció que se le escapó alguna lágrima. Se aflojó. No era para menos, después de 10 años, volvía a su amado Rosario Central.

"La verdad es que ahora puedo llegar a contar un poco el quilombo. No soy un pendejo pero estuve muy nervioso. Comí muy poco estos últimos tres días porque sentía mucha presión. Ojo, no quiero ir de víctima pero la pasé mal. Porque por un lado un club tan importante como Boca me tenía en sus planes y eso para mí fue un orgullo enorme, y por el otro acá tenía a la novia del barrio, la mujer de la que me enamoré y me marcó en todo sentido. Y mi corazón me decía que tenía que estar en Central", dijo emocionado el repatriado volante, que también agregaría que le pasó por la cabeza seguir en Europa.

-¿Sufriste un tironeo interno?

-Sí, algo que sólo yo podía sentir. No sabía para dónde salir, porque me sentía en deuda con Macri (Mauricio, el presidente de Boca), pero si le decía que sí era una traición para la gente de Central, no me podía permitir eso.

-¿Tus representantes (porteños) no entendían por qué no fuiste a Boca?

-No es que no entendían. Ellos respetan la decisión pero no la compartían. Mi gente se encarga de manejar todas mis cosas desde hace 14 años y trata de cuidar mis intereses. Pero sólo el que es de Central puede comprender porqué contra terremotos, tsunamis y todo lo que venga, me quedé acá. Ellos igual están contentos y yo ni te cuento: soy un tipo muy feliz.

-¿Te molestaron las habladurías?

-Y, sí. Eso me ponía mal también, por eso esperaba firmar para contar las cosas como fueron. Lo primero que se dice cuando uno pega la vuelta de Europa es que venís a robar, pero yo tengo 31 años y me siento un jugador vigente. Vengo de Inter, un club de la puta que lo parió, con toda la ilusión de aportar algo a Central. Sé que tendré muchas responsabilidades porque hay mucha gente que confía en mí pero lo asumo porque me gusta el desafío. Entonces yo creo que los boludos que dijeron que era por la plata que se demoraba la firma u otra cosa, les contesto: ya estoy acá.

-Se dudó pero cumpliste. Dijiste que después del Mundial volvías.

-Cumplí con mi palabra. Hay gente que dudaba de mí, pero hay muchos vendedores de humo. Es más, la cosa se complicó porque no fui al Mundial. La guinda del postre era ir a Alemania pero la frutilla regresar luego a Central. Y al no ser citado, me quedé en Europa y pensé en jugar allí un año más. Por eso no fue sólo Boca el motivo de la demora. Tengo media vida en España y media en Italia, con mis cosas y mis negocios, era difícil reordenarse. Pero más fuerte fue volver a Central y eso hice.

-¿Hablaste con Astrada?

-Hablé el miércoles. Me dijo que había aparecido un malentendido sobre que no era su prioridad. Pero me dijo que era porque no pensaba que podía venir y que me quería en el equipo. ¡Mirá si después de tanto quilombo el técnico no me quería! ¡Me mato! Yo a Leo lo conozco de la selección, jugamos juntos con Passarella y la relación fue siempre de mucho respeto.

-¿A qué aspirás en este regreso?

-A salir campeón.

-No te achicás, ¿te gusta el equipo?

-Sí. Hay jugadores jóvenes pero con experiencia y personalidad, como me pasó a mi cuando debuté y aprendíamos de Omar Palma. Ahora yo soy uno de los experimentados, junto al Chacho, y los que debemos llevar la carga. Tengo una confianza bárbara.
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Kily González rubrica el contrato, flanqueado por Escarabino y Petaco Carbonari.

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