Año CXXXIV
 Nº 49.237
Rosario,
miércoles  12 de
septiembre de 2001
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Miles de quemados saturan los hospitales
El alucinante apocalipsis del centro financiero más poderoso del planeta
La destrucción de las Torres Gemelas fue vivida con incredulidad por los neoyorquinos

María Isabel Rivero

Nueva York. - En los edificios cercanos a las Torres Gemelas, la gente empezaba un día normal de trabajo en un día luminoso y cristalino, cuando de repente escucharon la primera explosión.
Lo que vieron fue parecido al infierno. Un avión se estrelló contra una torre del World Trade Center, luego -18 minutos después- otro contra la segunda torre, y un gigantesco chorro de nafta encendida cayó al costado. Algunos, decenas según los testimonios, saltaron a la muerte desde los pisos más altos.
Luego, con cierto tiempo de diferencia entre una y otra, las partes superiores de las dos torres de 110 pisos de altura colapsaron. "Simplemente desaparecieron, de un momento al otro", dijo un testigo.
"Fue lo más horrible que vi en toda mi vida", dijo otro. "Gente saltando desde lo más alto del edificio", que caía al vacío a lo largo de centenares de metros. Incluso se vio caer a una pareja tomada de la mano. Un testigo calculó que vio lanzarse al vació a al menos 14 personas.
En su oficina en el piso 20 a una cuadra del World Trade Center, Rick Nessel escuchó la primera explosión. "Pensé que serían los ductos del aire acondicionado, y después sentí los gritos de la gente que se sienta al lado de la ventana", dijo al Washington Post.
"Vi algunas cosas cayendo y pensé que eran escombros. Sólo después me di cuenta que eran cadáveres. Fue surrealista".
Un especialista en inversiones de Manhattan, Gilbert Hammer, preocupado por muchos de sus amigos que trabajan en el World Trade Center, comentó: "Esto es una guerra, y debemos actuar con eso en mente".
Trocitos de computadoras, billeteras, zapatos, carteras, documentos, pequeños pedazos de muebles cubrían las calles, tapadas por varios centímetros de hollín.
Un ex comisionado de la policía de Nueva York, Howard Safir, dijo que "nunca nadie pensó que podría perderse el World Trade Center. Hay que tratar esto como una zona de guerra. Sé que cada ambulancia y cada carro de bomberos en esta ciudad ha sido ordenado a venir aquí".
Los hospitales de Nueva York están desbordados de gente. En las salas de espera, los que sufrieron sólo heridas leves esperan, algunos llorando, muchos cubiertos completamente de polvo blanco, mientras el personal de salud atiende a los heridos graves.
"Mucha gente está quemada desde la cabeza hasta los pies", dijo el médico Steven Stern, del Hospital St. Vincent, en el sur de Manhattan, donde están las torres gemelas.
El bombero Carlos Muniz acomodaba cadáveres cuando fue entrevistado por la prensa. "Algunos están vivos, otros están muertos, algunos están muy, muy quemados", dijo.
El alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, expresó que el ataque a las Torres Gemelas causó "un número horrendo de vidas perdidas" en el World Trade Center, donde trabajaban unas 50.000 personas. Las elecciones primarias de la ciudad fueron canceladas.
"Mi sobrina trabaja en el World Trade Center, estoy tratando de entrar en contacto con alguien... Dios mío, ay Dios mío", decía Valerie Johnson, parada en la Plaza Foley, que se transformó en un centro de coordinación de actividades de bomberos y de equipos de rescate y en el lugar a donde transportan muchos heridos para ser atendidos o transportados a las ambulancias.
Estadounidenses a lo largo y ancho del país están llamando a un número de emergencia que se dispuso para dar información a los familiares sobre los pasajeros que viajaban en esos dos vuelos de American Airlines y dos de United Airlines que fueron secuestrados y utilizados para los atentados.
No hay esperanza que alguno de esos 266 pasajeros ni de la tripulación haya sobrevivido, ya que todo lo que quedó de los aviones fueron pequeños trozos y polvo. Los testigos relataron cómo sintieron un sonido similar a un trueno y vieron el primer edificio colapsar. "En segundos, la parte de arriba de la torre simplemente desapareció", dijeron.
La lluvia de hollín hizo difícil la respiración. El ardor en los ojos y las narinas tapadas por el polvo negro era tan desesperante que la gente corría a las fuentes de las plazas alrededor y metía la cabeza en el agua.
Todavía no se puede hacer un cálculo de cuántas personas murieron en estos atentados terroristas, pero se maneja una cifra de varios miles.


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