Año CXXXIV
 Nº 49.237
Rosario,
miércoles  12 de
septiembre de 2001
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En los edificios trabajaban 50 mil personas
Las Torres Gemelas eran las joyas más apreciadas de la isla de Manhattan
Planeadas en los sesenta, su construcción fue finalizada en 1976. Era el tercer rascacielos más alto de todo el mundo

Nueva York.- En una ciudad llena de edificios famosos, las Torres Gemelas del Centro Mundial de Comercio se imponían como enormes esculturas de cemento y cristal que parecían flotar sobre la punta del denominado bajo Manhattan. Su nombre oficial era World Trade Center. Su fama, las torres más altas de Nueva York y el tercer rascacielos más imponente del mundo. Los pilares de 110 pisos cada uno parecían simples en su forma pero eran maravillas arquitectónicas que albergaban 1.200 empresas, muchas de ellas activas en el comercio internacional. De ellas, 430 compañías representaban a 28 países del planeta.
Planeadas a principios de la década de 1960 como parte de un proyecto de renovación urbana, los primeros edificios del complejo, de un costo de 1.200 millones de dólares, se inauguraron en 1970. Las Torres Gemelas se completaron en 1976. Eran inmensas en cada detalle: 43.000 ventanas, 99 ascensores, 411,48 metros de altura y un diseño destinado a ser centro de confluencia del comercio internacional. Hasta el martes, fue el edificio más alto de Nueva York.
Cuando se completó el complejo de siete edificios en 1988, el centro había atraído veintenas de empresas, incluso mercado de materias primas, firmas de inversión, bancos, firmas legales y un hotel. En las torres trabajaban unas 50.000 personas. El complejo, que incluía una terraza de observación y numerosas atracciones turísticas más, recibía 150.000 visitantes cada año, según la Autoridad de Puertos de Nueva York y Nueva Jersey, a cargo de la administración. Para la construcción de sus cimientos, los obreros tuvieron que cavar un hoyo de 55 kilómetros cuadrados, que rellenaron con columnas de más de 10 metros de altura clavadas en el lecho rocoso de la ciudad. En ese espacio aprovecharon para construir un sótano de 6 pisos. La tierra extraída fue aprovechada para construir un dique en el río Hudson, sobre el que ahora se erige el parque Battery.
La construcción implicó la asignación de 700 contratos de trabajo. El espacio resultante se vendió como oficinas, que ocupaban en total nueve millones de metros cuadrados. El pasado mes de julio, el Estado de Nueva York, el propietario de las torres, cedió sus derechos de explotación a dos empresas privadas por 3.000 millones de dólares. Pese al acuerdo, que fue suscrito por un plazo de 99 años, las torres seguían siendo propiedad de la autoridad portuaria de Nueva York y Nueva Jersey.
Pero no sólo atrajo a las empresas sino también a los terroristas. El 23 de febrero de 1993 se hicieron estallar explosivos en un garaje subterráneo y hubo seis muertos y 1.000 heridos. Seis extremistas islámicos fueron convictos por el hecho y condenados a prisión perpetua. Las evidencias del FBI en esa oportunidad incluían documentos de un conspirador, que escribió que el ataque tenía por objeto desmoralizar al enemigo "volando las torres que constituyen los pilares de su civilización". (AP)


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