Chovet

Desbarataron una red que comercializaba estupefacientes

Con un movimiento cerrojo que demandó tres jornadas, la policía detuvo ayer a Diego L., y Alejandro P, ambos prófugos desde el pasado fin de semana, cuando efectivos de dos regionales desarticularon una red interdepartamental de tráfico de drogas. Fatigados y a punto de abandonar la provincia, ambos fueron localizados en un camino rural de Chovet, durmiendo arriba del auto en el que se movilizaron en los últimos días, mientras realizaban llamadas telefónicas buscando contactos que la policía cercaba.

Según fuentes de la investigación, la red desbaratada reproducía a pequeña escala los niveles delictivos de las grandes organizaciones dedicadas al comercio de drogas. Tenían un capitalista, un brazo armado, distribuidores, logística y hasta habrían cambiado sexo por droga con menores de edad en la ciudad de Firmat. Los dos arrestados tenían pedido de captura y al ser detenidos no tenían droga pero si efectos de valor, documentación y tres celulares desde los que hacían los llamados que la policía interceptaba para clausurar los eventuales caminos de huida.

Cerca de las 10 de ayer, y en un camino de campo de Chovet, la policía departamental localizó el auto con los prófugos, a los que el juez Jorge Luis Venegas Echagüe quiso escuchar de inmediato en los tribunales de Rosario. A las 18, ambos fueron trasladados a la alcaidía de la ciudad de Casilda, donde todavía permanecen detenidas seis de las siete personas capturadas por el denominado operativo Sur Blanco. Según trascendió, mientras continúa la búsqueda de una mujer y tres hombres ligados a la red, la próxima semana habrá nuevos allanamientos.


Escuchas telefónicas
Personal uniformado de la comisaría de Chovet sorprendió al dúo cerca de la media mañana, confiaron los investigadores, quienes explicaron que desde el miércoles pasado a la tarde las escuchas telefónicas permitieron rastrear todos los movimientos, que realizaban para trata de eludir la búsqueda. "Cayó el número uno de la red interdepartamental y su mano derecha", dijeron fuentes confiables. Ambos estarían involucrados en el tráfico, comercialización y tenencia de estupefacientes.

Según trascendió, Diego L. hacía no menos de tres viajes por día a la ciudad de Rosario, para aprovisionarse de la droga que después fraccionaba y vendía. Cada uno de esos viajes representaba 40 o 50 gramos de cocaína. Según los investigadores, la cantidad es representativa para la población que tienen las pequeñas localidades en las que se comercializaba. El circuito de comercialización habría incluido robos a mano armada y hurtos cuyo producto se aplicaba a la ampliación de la compra de droga.

Del operativo, que estuvo coordinado por el Director General de la División Drogas Peligrosas, Gabriel Leegstra, participó personal de las unidades regionales con sede en Casilda y Villa Constitución, y sus respectivas Brigadas de Drogas, mientras que el cerrojo estuvo a cargo de los subcomisarios Ramón Rivas y Fernando Scabuzzo.