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 domingo, 01 de agosto de 2004

Memoria. A 30 años del crimen de Rodolfo Ortega Peña. Habla su hijo
El asesinato del político que representó a una generación
Fue uno de los intelectuales más brillantes de la década del 70. Defendió a presos sin distinción partidaria. Era diputado nacional y lo mato la Triple A

Rodolfo Montes / La Capital

Rodolfo Ortega Peña fue la expresión intelectual lúcida de una época. Un hombre ético que tras su muerte trágica dejó en herencia una gran biblioteca y muy pocos pesos. Un humanista que se recibió de abogado a los 21 años, de licenciado en filosofía pocos años después, y que también tuvo tiempo para estudiar economía. Cuando la Triple A lo asesinó en la noche del 31 de julio de 1974 tenía 38 años, era diputado de la nación, abogado defensor de presos políticos, sin distinción ideológica, y codirector periodístico de la mítica revista Militancia, junto a Eduardo Luis Duhalde.

Primer diputado de la Nación asesinado en el ejercicio del mandato, Ortega Peña fue una de las figuras que integró la recordada comitiva que viajó en el avión que trajo a Perón al país el 17 de noviembre de 1972. Allí compartió con figuras diversas como Leonardo Favio, Chunchuna Villafañe, José Sanfilippo y Marilina Ross, entre muchos otros.

Señales reconstruyó sus últimos pasos en la esquina porteña de Arenales y Carlos Pellegrini, junto a Ramiro Ortega Gómez, su hijo varón. Ortega Peña volvía de una larga jornada en el Congreso, eran más de las diez de la noche, bajó de un taxi y le tiraron desde un auto. Era un hombre desarmado. Luego lo remataron con dos tiros en la cabeza, toda una señal. Fue un intelectual brillante, y en eso radicaba su "peligrosidad".

-¿Qué preferís rescatar del legado de tu padre, a 30 años de su muerte?

-Trato de no atarme al ícono, ni pretendo cristalizar su figura. Creo que la historia de mi viejo puede ser interesante como disparador para repensar la historia de muchos otros, más o menos famosos, de una generación que intentó la posibilidad de un cambio social en la Argentina. Rescato todo aquello que tiene que ver con la discusión de las ideas, ya sea en la militancia política o en el trabajo cotidiano, sea cual fuere. Tenemos que recuperar la discusión ideológica perdida, y a través de ahí establecer hacia qué país vamos.

-¿Qué situaciones te quedaron grabadas de tu infancia?

-Mi viejo fue un polo de atracción, por mi casa pasó mucha gente de algún modo importante en la historia de nuestro país. Allí se compartía el espacio familiar, intelectual y militante como un todo. No estaban divididos los temas, todo estuvo presente. Mi viejo aportó su vida, su piel, su cuero y su intelecto por un país mejor, por nosotros, por sus nietos. Pero la verdad es que hasta ahora la perdimos, nos jodieron.

-¿Qué te quedó del Ortega Peña político?

-La visión política de mi padre fue de algún modo independiente, por eso formó un monobloque en el Congreso. Pugnaba por un proyecto abarcador, amplio y superador de los "aparatos" políticos de la época, en general dominados por el sectarismo. Mi viejo creía que el cambio social y revolucionario pasaba por muchos sectores, con una cuota parte de verdad de cada uno de ellos. Era difícil encasillarlo.

-¿Cómo vivís los aniversarios de este hecho trágico?

-En estos días siempre hay algún amigo que me llama y acompaña, son recuerdos siempre emotivos. Desde el día que mataron a mi viejo -tenía ocho años- hasta hoy, siempre evocamos la fecha. De acuerdo a las etapas de la vida. Para mí son días como los de fin de año, con clima de balance y reflexión. Es inevitable fantasear sobre qué cosas podríamos estar hablando si mi viejo estuviera hoy aquí con nosotros.

-Por ser el hijo sos un biógrafo privilegiado. ¿Cómo fue la reconstrucción de la vida de tu padre?

-Fue progresiva, en el tiempo, y a través de los amigos que me fueron contando historias. Para mí lo más valioso es ir reencontrando a mi papá desde el afecto, tanto en lo familiar como en la vida militante, que de algún modo estaba todo ligado. Yo descubrí un padre cariñoso, algunas cosas puntuales de su militancia, y fundamentalmente el hueco que dejó su ausencia. El día del atentado mi mamá y un grupo de amigos nos hablaron a mi hermana Mariana y a mí, nos contaron claramente lo que había ocurrido.

-¿Fuiste aprendiendo el oficio de recordar?

-El ejercicio de la memoria abre dos caminos, el del recuerdo propiamente dicho y el de la recreación a partir de los relatos de amigos y familiares. Al final no sabés muy bien qué te acordás y qué te contaron pero es como si te lo acordaras. Digo, eso no es lo importante, lo más valioso es reestablecer el relato.

-Retomar el relato, reformularlo, ¿es tu ejercicio de identidad?

-Alcanza a toda una generación. Con los años me di cuenta que, si bien mataron a muchos de nosotros -incluido nada menos que a mi papá-, no nos mataron a todos. Y que incluso pudimos rearmar proyectos de vida, con o sin militancia política, reencontrarnos y reestablecer un relato. Somos los jóvenes que fuimos víctimas del terrorismo de Estado, pero eso no nos impidió producir, establecer un grado de continuidad histórica de la generación de nuestros padres.

-¿Cómo era tu papá en tu casa, en lo cotidiano?

-Lo recuerdo como un tipo hiperactivo que paraba los domingos. Eran los días de la familia, el espacio propio. Tengo presente al histórico Winco (el tocadiscos de la época) con un disco de Serrat sonando los domingos a la mañana. Esa es parte de mi historia, y de algún modo tiene el valor del espacio preservado en medio de la "locura" que fue la militancia en los años setenta. También nos juntábamos a almorzar en la casa de mis abuelos maternos, era otro clásico. Salvo mi mamá, esa familia eran todos radicales.

-¿Cómo fue que él viajó en la famosa comitiva que acompañó el regreso de Perón?

-Esos detalles no los tengo, pero sí tengo un análisis del valor político del retorno de Perón, incluso para nuestra generación. El regreso de Perón significó el cierre de una etapa que habilitó un debate dentro del peronismo. Toda la pelea del poder estuvo ahí dentro, ahí había que estar. Incluso los que analizaban la política con categorías marxistas como mi viejo, dieron la discusión desde el peronismo.

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Rodolfo Ortega Peña poco antes de su asesinato.

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