"Lo eligieron por lo que significaba"

Ramón Torres Molina fue uno de los tantos presos políticos a los que defendió Rodolfo Ortega Peña en los años 70. Luego integró la cátedra de Ortega Peña en la Facultad de Derecho en la Universidad de Buenos Aires y fue redactor de la revista Militancia y diputado nacional. "Hasta la muerte de Perón la Triple A estuvo más contenida, si bien ya habían cometido varios atentados como al radical Hipólito Solari Yrigoyen. Después se abrió una compuerta y pasaron a la ofensiva de manera desembozada", dice, al evocar el contexto político del asesinato.

"Las tres A lo eligen a él por lo que representaba como intelectual, por eso lo rematan con dos balazos en la cabeza. Lo matan por el prestigio acumulado, fue un personaje de enorme lucidez, un gran ejemplo" recuerda Torres Molina, actual funcionario de la Secretaría de Derechos Humanos del gobierno nacional y autor de la idea y responsable de la colocación de una placa recordatoria de Rodolfo en la plazoleta que lleva su nombre, en Arenales y Carlos Pellegrini.

"Las Tres A abren un abanico grande de personas contra las que atentan agrega-. Golpean en un universo de figuras respetadas por la sociedad, de distintas extracciones políticas. Además, en el caso de Ortega Peña hay que decir que era diputado nacional y trabajaba concretamente en la defensa de los presos políticos de la época".

Analizando la importancia política de Ortega Peña en 1974, y su eventual incidencia sobre Montoneros y el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) para evitar que se profundizara la escalada militar que llevó al desastre a las organizaciones armadas de izquierda, Torres Molina aclara: "Las organizaciones armadas estaban en su propio eje, y hasta tanto no agotaran esa experiencia no la iban a modificar. Habían llegado a desarrollar una dinámica que ya no era posible cambiar. Hasta que no chocaran contra la pared no iban a cambiar, era imposible. Habían perdido toda flexibilidad y análisis político. Dominaba un criterio aparatista".