| martes, 22 de junio de 2004 | Cuatro marchas de silencio en Cañada Rosquín Padres autoconvocados se reúnen los domingos para concientizar sobre el avance de las adicciones en el pueblo Luis Emilio Blanco / La Capital Cañada Rosquín.- "Está bien que haya gente que se acuerde de que hay que ocuparse de los hijos", dijo el jefe comunal de esta localidad del centro-oeste santafesino, Hugo Dallari, sobre las marchas de silencio que realizan los domingos en la plaza central alrededor de unos 200 ciudadanos preocupados por el avance que está teniendo la droga sobre la juventud. Anteayer padres, abuelos, jóvenes y niños volvieron a autoconvocarse, por cuarta vez, en una marcha de silencio, como una forma pacífica de llamar la atención de la sociedad rosquinense.
Diez días atrás presenciaron la reunión el juez federal de Santa Fe Francisco Miño y la mamá de un joven rosquinense que fue detenido hace más de un mes por hechos que se presume estarían vinculados con el consumo de drogas. Y anteayer más de 200 personas se reunieron en la plaza central del pueblo. En tanto, mañana a las 9.30 una psicóloga especialista en adicciones dictará una charla para todos los padres interesados en el problema.
Dallari dijo que desde hace muchos años la comuna, las instituciones y las autoridades provinciales trabajan en la prevención de la drogadicción. "Acuerdo con las marchas -aseguró Dallari- al igual que con el grupo de Padres Autoconvocados para el Control de la Alcoholemia y Adicciones, con quienes también hicimos tareas en conjunto".
Dallari sostuvo que Cañada Rosquín "no es una isla" y alertó que el problema es similar en todos los pueblos con la misma cantidad de habitantes (aproximadamente 4.000). Asimismo consideró que las autoridades y las instituciones cumplieron en aportar y desarrollar tareas de prevención para que los jóvenes no caigan en las drogas y afirmó estar convencido de que el eje fundamental es la contención familiar. "Con represión no se soluciona este problema", enfatizó.
"En estos casos -graficó Dallari- pongo como ejemplo a mi vieja. De familia muy humilde, eran once hermanos y había que poner comida para todos, todos los días y no era fácil. No pudo terminar la escuela primaria porque tenía que ir a trabajar. Sin embargo nos crió inculcándonos la hombría de bien, el respeto y una buena educación. Mientras no volvamos a esa receta, restableciendo los lazos y defendiendo a la familia que hoy está destruida, y hasta que los padres no entiendan que a los chicos no se los debe cuidar la policía o la maestra, podremos traer todos los especialistas que quieran pero no se estará atacando el problema de fondo". enviar nota por e-mail | | |