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 domingo, 25 de noviembre de 2007  
La Pandilla Salvaje y sus días en Argentina
Intentaron establecerse como pacíficos ganaderos y pasaron por vecinos respetables, pero volvieron a hacer lo que mejor sabían: asaltar bancos

Butch Cassidy (nacido como Robert Leroy Parker en 1866), Sundance Kid (Harry Alonzo Longabaugh, 1867) y Etta Place (se desconocen su nombre y datos biográficos) desembarcaron en Buenos Aires en marzo de 1901. Detrás quedaban pedidos de captura por asaltos a bancos y ofrecimientos de recompensa en efectivo de la Agencia Pinkerton. Ese mismo mes Sundance abrió una cuenta en el Banco de Londres y Río de la Plata, con el nombre falso de Harry Place, y el trío, después de sostener amables reuniones con George Newbery (tío del célebre aviador y por entonces vicecónsul honorario de Estados Unidos) tomó un tren hasta la actual ciudad de Cipolletti. Desde allí la marcha continuó a caballo, hasta llegar al valle de Cholila.

Por entonces la zona era objeto de una disputa de límites con Chile, que se resolvió al año siguiente con la mediación británica. Los bandidos tomaron como peones a los chilenos Wenceslao Solís y Juan Aguilar y se dedicaron a criar ganado. Hicieron relaciones con vecinos respetables y adquirieron ellos mismos ese estatus. En 1904, cuando el gobernador Julio Lezana pasó por Cholila en el marco de su gira por el Territorio del Chubut, pernoctó en la cabaña de Butch y Sundance y en medio de una animada fiesta bailó, parece, con Etta.

Pero también tenían otras compañías menos recomendables. Entre ellas se contaban dos compatriotas de apellidos Hood y Grice —su identidad es todavía dudosa—, que en marzo de 1904, precisamente cuando Lezana andaba de recorrida por la zona, se apoderaron de 5 mil pesos que llevaba un empleado de la Compañía de Tierras Sud Argentino (latifundio actualmente propiedad del grupo Benetton). Acusado de facilitar la fuga de sus amigos, Cassidy debió declarar en Rawson.

En febrero de 1905, dos norteamericanos que se hicieron pasar por ricos estancieros asaltaron la sucursal del Banco de Tarapacá, en Río Gallegos, y huyeron a caballo. Fue un golpe con el sello de la Pandilla Salvaje, como se conoció al grupo que lideró Cassidy en Estados Unidos. La identidad de los asaltantes es todavía objeto de controversia, aunque no hay duda que los responsables estaban en el grupo de norteamericanos radicados en Cholila.

Un mes después del asalto, y al cabo de un ríspido intercambio de telegramas entre el jefe de policía de Chubut y el comisario de Súnica, paraje vecino a Cholila (otro punto de discusión de los especialistas), Butch y Sundance abandonaron la cabaña. Permanecieron escondidos un mes y luego pasaron a Chile.

A fines de año, regresaron a la Argentina para cometer un nuevo asalto: esta vez el objetivo fue la sucursal del Banco de la Nación en Villa Mercedes, San Luis, a la que desvalijaron el 19 de diciembre de 1905.

Los míticos bandidos huyeron nuevamente hacia Chile y luego pasaron a Bolivia. En el camino se esfumó el rastro de Etta Place, de quien no se volvieron a tener noticias.

En noviembre de 1908, Butch y Sundance asaltaron un transporte de valores de una empresa minera, con el aparente propósito de buscar fondos para comprar tierras y establecerse, otra vez, como ganaderos. Pero el ejército boliviano los cercó en el pueblo de San Vicente, donde murieron al cabo de un enfrentamiento.

En Cholila quedaron otros norteamericanos que pronto protagonizarían sucesos resonantes, como el crimen del galés Llwyd Ap Iwan, en 1909, o el secuestro del estanciero Lucio Ramos Otero, en 1911. Hasta que el gobierno nacional envió una fuerza especial, la Policía Fronteriza, que terminó por desarticular la pandilla.


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Sr. y sra. Place. Los nombres falsos de Sundance Kid y su compañera.

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