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domingo,
25 de
noviembre de
2007 |
El proyectil elegido para no fallar
Cuando decidió matar a su padre, Carlos sabía que no había segunda opción. Que si el hombre sobrevivía todo sería para peor. Y por eso puso especial atención en la elección del proyectil calibre 7.64, utilizado para caza deportiva, que colocó cuidadosamente en el fusil Mauser. “El chico conocía de armas porque a su papá le gustaba la caza. Y por eso buscó el proyectil que más pólvora tenía, el más pesado, para asegurarse”, explicó una fuente ligada a la investigación. Y no falló. Carlos permanecerá detenido en la sede de la Unidad Regional XI hasta el martes, cuando será indagado en Santa Fe por la jueza de Menores Ana María Elvira.
El miércoles Carlos mató a su padre a las 4 de la mañana, aproximadamente. Luego durmió un rato y al alba se levantó. Hizo el desayuno y despertó a su hermano de 10 años, por el que sentía “adoración”, según contaron sus vecinos. Después agarró el auto de su padre, un Fiat Marea, y con su hermanito salieron a comprar bizcochos.
Fueron interceptados por un oficial del Comando Radioeléctrico que los conocía y que sabía que Giovanni no los dejaba conducir. Los llevaron a la comisaría 1ª y los chicos dijeron que su padre estaba en la localidad de Franck. Como nadie los retiraba de la seccional, al mediodía, Carlos pidió que los dejaran ir a la escuela. A las 17.30, un llamado anónimo alertó sobre que algo no andaba bien en la casa de la familia y el crimen fue descubierto.
El arma. De acuerdo con lo confiado por fuentes policiales, el fusil Mauser con el que el muchacho mató a Giovanni Mezzalana no era la única arma en la casa. “Había otras armas largas que se utilizan para la caza, que le fueron restituidas a la ex esposa del fallecido”, comentó un vocero.
El fusil que utilizó Carlos es un arma alemana creada en 1889 por los hermanos Mauser. Fue utilizada hasta finales de la Segunda Guerra Mundial. Equipó a varios ejércitos, entre otros el argentino, que lo adoptó en 1890. Actualmente se lo utiliza para caza. “Giovanni tenía buena puntería. Podía acertarle a una liebre a 300 metros”, reflejó un vecino.
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