La sentencia de los resultados

Galloni no encontró respuestas anímicas y futbolísticas en su interinato

Lucas Vitantonio / Ovación

El fútbol entrega sensaciones inequívocas. Mensajes directos que no admiten una segunda lectura. La imagen de Lázzaro empujando la pelota a la red en el tercer minuto de descuento ante el desacople generalizado de la defensa canalla no hizo más que poner blanco sobre negro. La realidad es que con el pitazo final de Pompei dio la impresión de que se apagó definitivamente la diminuta luz de esperanza que todavía iluminaba al interinato de Hugo Galloni.

   Los resultados mandan y las rachas sentencian. Quedó claro esa misma noche que el margen de maniobra del Flaco ante un plantel quebrado anímica y futbolísticamente no avizoraba ningún callejón de escape para este ciclo que fue designado de emergencia hasta fin de año. Igual, a su continuidad la deberá definir mañana la comisión directiva.

   Lo primero que debe aclararse es que Galloni tomó las riendas porque es un centralista de ley y le puso el hombro a un club que no hace mucho le había dado la espalda por obra y gracia de los dirigentes desplazados. Pero el Flaco volvió con todas las ganas, aunque jamás pudo levantarle la moral al grupo y comenzar la recuperación futbolística.

   Lamentablemente, hoy Central no puede esperar. Necesita como el agua un hecho trascendente que le sacuda la modorra para evitar que la competencia del semestre que viene lo deposite una categoría más abajo. Ese envión anímico impostergable puede ser la designación y asunción inmediata como piloto de tormenta de Leonardo Madelón.

   El ánimo se fue resintiendo con el paso de las fechas. Las derrotas ya provocan decepciones cada vez más densas. Hoy es difícil imaginar un escenario peor, aunque siempre es posible que los problemas se agraven. A esta altura se puede afirmar que no estaban tan desacertados los interventores con la recomendación a Ischia para que incorpore un psicólogo para levantar la autoestima . Este será un tema clave que deberá tomar en cuenta Madelón.

   La reacción desmedida de Damián Díaz (le metió un planchazo al volante de Tigre Román Martínez) es sólo la punta del iceberg que refleja la angustia de los muchachos por querer y no poder. Una reacción intempestiva que en este torneo ya tuvieron el Kily González, Hernán Castellano y Gonzalo Belloso, entre otros. En las 17 fechas que disputó el canalla ocho jugadores se fueron a las duchas antes de cumplirse los 90 minutos.

   Es cierto que ante Tigre el equipo hizo méritos para no retirarse con las manos vacías, pero eso no alcanzó. Los resultados no mienten. Ya no es casualidad perder los partidos en los minutos finales. Si las casualidades se convierten en una constante es porque son una causalidad y hay que trabajar para revertirlas.

   Galloni podrá seguir al mando del equipo en los próximos dos partidos, algo que mañana definirá la comisión directiva. No parece una decisión acertada designar un nuevo DT y que se quede en la platea. No le haría bien a nadie. Ni al interino, ni al sucesor.