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domingo,
25 de
noviembre de
2007 |
El Coloso fue la casa del cambio
Con el resultado puesto, es fácil decir que la apuesta de Caruso Lomardi por los jugadores de experiencia dio resultado. Se puede justificar en el aplomo que mostró el equipo en todo momento, aún jugando mal y sin tener variantes. Generalmente, esos son los atributos que pueden aportar ese tipo de futbolistas. Pero también hay que mencionar la contracara: fue uno de los partidos donde no sólo Newell’s creó menos situaciones, sino que le costó prevalecer en el dominio de pelota.
Aprovechando las dos semanas de receso, que calmaron los nervios después de la dolorosa derrota en Bahía, esta vez Caruso no arriesgó nada. Fue a lo seguro y juntó a aquellos que ante Olimpo fueron noticia, pero por estar en el banco.
Así, pese a que Gutiérrez cumplió en los dos partidos, lo sacó por Villar justo en la despedida del Coloso. Pablo Pérez había sido el caballito de batalla del ciclo Caruso, pero volvió a elegir a Donnet por derecha, cuando uno de los cambios que trajo el DT al llegar a Newell’s fue utilizarlo casi de enganche.
Aquella apuesta ofensiva mutó por esta más conservadora, ya que al lado de Bernardello puso a Zapata, en su primer partido con Caruso. El Pepi estuvo fuera de distancia, pero en el complemento se acomodó y en su haber hay que contabilizarle las dos asistencias a Da Silva. Pero claro, al volver al sistema de doble 5, quedaba claro que Ñuls perdería perspectiva ofensiva.
Precisamente, Da Silva, un delantero difícil de clasificar, y Salcedo lucieron aislados, pero el primero justificó su inclusión de titular con el gol y la sabiduría para al final mantener el triunfo.
Ansaldi y Bernardello colaboraron en la necesaria conjunción entre juventud y experiencia, y Caruso seguramente repetirá en el cierre fuera de casa. Recién después se sabrá mejor donde está el punto de equilibrio y qué aspectos serán necesarios reforzar para lo que vendrá en el Clausura.
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