Llega el verano y se dispara la venta de adelgazantes

Ponerse la malla por primera vez y verse gordo: un “karma” que se repite con el calor

Silvina Dezorzi - María Laura Favarel / La Capital

Este año el calor llegó con algún retraso, pero apenas se hizo sentir largó un clásico previo al verano: la gente se puso la malla y la imagen que vio en el espejo la deprimió. La consigna, bajar de peso como sea y rápido. La batería de estrategias a que echaron mano disparó la venta de los productos para adelgazar, tanto de medicamentos como de preparados “naturales”, y las consultas a endocrinólogos y nutricionistas, quienes advierten sobre los riesgos de las dietas a corto plazo y las recetas mágicas (ver página 4).

   Los farmacéuticos consultados por La Capital coinciden en que esta vez la demanda tardó en sentirse porque la primavera fue más fresca que lo habitual y retardó el temido enfrentamiento con la propia desnudez. No sólo con los kilitos que el invierno dejó de más, sino también con la celulitis, uno de esos problemas rebeldes.

   “De septiembre a diciembre nuestras ventas crecen entre un 50 y un 100 por ciento”, confió Analía Peña, una de las profesionales a cargo de la farmacia Lo Moro, especializada en productos naturales.

   Según Peña, los artículos que más salen en esta época son popularmente conocidos como “quemadores de grasas”. Paradójicamente, los médicos insisten en que no tienen eficacia.

   Entre ellos figuran la centella asiática y el extracto seco de ananá, aconsejados para la obesidad localizada y la celulitis; el Adelganat, que combina la cafeína del té verde y el guaraná con el diurético natural de la cola de caballo; el fucus y la garcinia cambogia, que provocan sensación de saciedad, así como el Glucomanán.

   Esos productos no sólo se venden en farmacias, sino también en locales de artículos dietéticos. En Grandiet, por ejemplo, sostienen que por esta época esos y otros preparados (cápsulas cuyos precios van de 30 a 70 pesos) se venden un 75 por ciento más que durante el resto del año.

   Las empleadas aclaran además que si “hasta hace tres años siete de cada diez compradores eran mujeres”, hoy la proporción de clientes hombres subió a la mitad, “tanto de deportistas como de oficinistas que simplemente no soportan verse gordos”.

   En Lo Moro, en cambio, creen que la demanda es básicamente femenina, con un creciente acortamiento de la edad de inicio, “entre los 16 y 50 años”.



Con o sin receta. En las farmacias se expenden medicamentos de venta libre, promocionados por su supuesta eficacia para adelgazar (entre ellos diuréticos, como el Arceligasol), y otros con estricta receta médica.

   Según cuentan los farmacéuticos, entre los más recetados hoy por hoy figuran el Xenical (la droga es orlistat y el laboratorio Roche), el Crisplus (también orlistat, de Elea), el Aderán (sibutramina, de Roemmers), el Acomplia (rimonabant, Sanofi Aventis) y el Resibant (rimonabant, Bagó), estos últimos dos con muchas reservas médicas.

   Un capítulo aparte forman los geles y cápsulas anticelulitis, nacionales e importados. En la Farmacia del Siglo, por ejemplo, dicen que esos productos salen todo el año, pero su venta aumenta un 50 por ciento en esta época por la demanda de mujeres de entre 20 y 50 años.

   Un panorama similar pintan en el Marketing Farm, de Zeballos y Dorrego y en la Farmacia Avila. Desde esta última pasan un dato interesante: se venden mucho los “geles criógenos”, sustancias alcanforadas o mentoladas que al tocar la piel generan sensación de frío. ¿Quiénes los compran? Masajistas e institutos de belleza, expertos en crear ilusiones.

La balanza dispara el primer impulso destinado a buscar el tan ansiado descenso de peso.