Heridas que no cierran en los pueblos originarios

“El acto de la beatificación es una reafirmación de la Iglesia Católica de querer condenarnos con su política de evangelización, sin respetar la consmovisión de los pueblos originarios” resalta Jorge Nahul, werken (portavoz) de la Coordinación de Organizaciones Mapuches.

   En tanto, desde la chubutense Esquel, Mauro Millán, de la Organización de Comunidades Mapuche Tehuelche 11 de octubre, remarcó: “Tenemos la sensación de que pasamos nuevamente a ser tomados como objetos. Cuando estabamos totalmente invadidos tomaron a Ceferino como un trofeo y lo llevaron al Vaticano, pero lo trajeron muerto a una temprana edad”.

   Nahuel no participa de la celebración. “La figura de Ceferino fue tomada como una especie de botín de guerra de los salesianos para tomar más peso, pero al morir es objetivo truncado lo manipuló hasta convertirlo en un atentado a la cultura mapuche”, señala.

   “No necesitamos actos como estos. La Iglesia debería apoyar de otras formas a nuestro pueblo, inserto hoy en una pelea por los derechos ancestrales. Pero lo hizo desde ese otro ángulo, como cuando acompañó al ejercito del general Roca”, dice Nahuel, de 48 años, titular de la Dirección de Pueblos Originarios, de la Secretaría de Ambiente de la Nación, donde fue designado hace dos años por su comunidad para “cubrir ese rol y reconocerlo como espacio de lucha”.

   “Estamos de acuerdo en que cada uno desarrolle su religiosidad y tenemos un profundo respeto de quien sea devoto o seguidor de Ceferino, pero condenamos la politica estuctural del Vaticano”, resaltó el dirigente. En mayo último, en la V Asamblea del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, Benedicto XVI dijo que la evangelización en América “no supuso en ningún momento una alienación de las culturas precolombinas, ni fue una imposición de una cultura extraña”, frase que fue interpretada como una negación del genocidio de las poblaciones indígenas

   Según Millán, “desde nuestra visión, Ceferino tenía una capacidad determinada para nuestra cultura, estaba destinado a ocupar un rol en la estructura social, pero lo toman los curas para evangelizarlo, cuando ya no habia resistencia. Su partida hacia Europa fue el resultado de lo que fue la llamada conquista del desierto”.