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domingo,
12 de
agosto de
2007 |
Central ganaba sin merecerlo pero lo dejó escapar
Por Aníbal Fucaraccio / Ovación
A Central se le escapó el triunfo entre los dedos. En realidad, lo dejó escapar. Tenía todo para alcanzar una victoria ante Gimnasia La Plata en el Gigante pero un fatídico error del boliviano Ronald Raldes echó por tierra una chance inmejorable. Los canallas estuvieron muy cerca de lograr su objetivo estadístico pero muy lejos de brindar una producción convincente. Por eso los tres puntos hubieran conformado un premio injusto para el joven conjunto de Carlos Ischia, que ayer desnudó que todavía le falta rodaje, caudal de juego y suerte en este Apertura. Y eso se paga con algunas experiencias traumáticas como la que vivió ayer el pueblo auriazul en Arroyito.
Central nunca fue más que su rival, sufrió mucho atrás y pecó de ausencia en la ofensiva. Y en el único tramo que lo tenía maniatado a su oponente, recibió un golpe de nocaut en la expiración de cotejo. Fue un mazazo duro de digerir. Un directo al mentón cuando todos saboreaban la victoria, que se insinuaba más dulce porque carecía de merecimientos. Los canallas aprovecharon mucho mejor las contadas ocasiones que generaron y por ahí pasaba la historia de este duelo.
Gimnasia había construido durante todo el cotejo un semblante de mayor predisposición y poderío, sobre todo a través del desparpajo y la insistencia de Piatti y Batalla, pero nunca lo supo trasladar al tanteador. Esa era la diferencia entre ambos. Pero en el final se equilibró la balanza, la justicia salió a actuar en la escena de cierre y el 2 a 2 se ajustó más a la realidad de lo ocurrido.
En el primer tiempo, el Lobo platense mostró lo mejor de su repertorio. Sus volantes se imponían claramente en la pulseada de la tierra media y eso se traducía en posibilidades de riesgo. El esquema de resistencia local no brindaba garantías. Por eso no fue raro que Alvarez, la figura de la tarde, le niegue la conquista dos veces (1’ y 8’) al movedizo Batalla.
El dueño de casa navegaba en una insípida fragilidad. Sin embargo, a los 15’, Ledesma metió un milimétrico pelotazo en el corazón de la defensa platense, Papa lo transformó en un preciso centro desde la izquierda para que el Kitu Díaz abriera la cuenta de volea. Fue gol y delirio.
Más allá de esa anotación, los roles no cambiaron y los triperos continuaron con su avanzada con Leguizamón (29’ y 35’) y Cardozo (36’), y siempre aparecía la figura del uno canalla para abortar los intentos. Pero a los 42’, el Tanque Silva desvió intencionalmente un remate de Leguizamón, descolocó a Alvarez y estampó el 1-1.
En el complemento, Central mejoró un poco su rendimiento y emparejó el trámite bajo un desarrollo por demás de discreto. Tuvo dos tiros libres desde el mismo sector. A los 20’ avisó Ledesma con un cabezazo bajo. Y a los 21’ llegó la ansiada ventaja a través del recién ingresado Vizcarra, que metió de cabeza, al segundo palo, su primer gol en primera.
Toda indicaba que el triunfo, sin muchos reparos, se radicaba en Arroyito. Pero a los 88’ Raldes se confió, dejó corto un cabezazo en el área, la robó Leal y habilitó a Batalla para que clave la igualdad definitiva. Fue un regalo. Un error. Un empate que, paradójicamente, castigó al que menos hizo de los dos.
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Fotos
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Batalla ya lanzó el remate bajo que decretó la igualdad en el cierre del cotejo.
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