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 domingo, 31 de diciembre de 2006  
La celebración del Haj reúne a 2 millones de peregrinos

Los casi dos millones y medio de peregrinos que este año se han desplazado a la Meca sacrificaron ayer unas 500 mil cabezas de ganado para celebrar el fin de la peregrinación, uno de lo momentos más importantes en la vida de todo musulmán.

A través de su enviado Mahoma, Alá estipuló a los musulmanes el cumplimiento de cinco pilares: la profesión de fe, la oración, la limosna, el ayuno y la peregrinación al menos una vez en la vida a la ciudad de la Meca, en Arabia Saudita.

Sin embargo, quedan exentos de cumplirla aquellos musulmanes que por problemas económicos y físicos no puedan embarcarse en esta aventura ascética.

Los peregrinos, después de tres días de largas esperas de aglomeraciones y de extenuación, pero sobre todo de fervor religioso, rezos y meditaciones han degollado ayer a cientos de miles de ovejas, vacas y camellos, para celebrar también la expiación de todos sus pecados durante la peregrinación.

Exultantes y llenos de júbilo, los peregrinos han participado en este rito que se lleva a cabo en todo el mundo árabe e islámico y en muchos de los lugares por donde se ha extendido esta fe que cuenta con más de mil seiscientos millones de seguidores.

Las autoridades sauditas han levantado además numerosos mataderos para facilitar a los peregrinos el degüello de los animales.

Atrás ha quedado la primera noche de recogimiento en Mina, el ascenso al monte Arafat o Tuba (arrepentimiento), que anteayer marcó el momento álgido de la peregrinación.

En este monte, al que los peregrinos ascendieron para rezar y meditar hasta la puesta del sol, Mahoma dio su discurso de despedida.

Desde allí escucharon también el sermón del viernes del mufti del reino, Abdelaziz bin Abdala.


Conmemoración
El degüello del cordero, de un corte seco evitando que el animal sufra, se realiza en conmemoración del sacrificio que realizó Abraham en lugar de matar a su hijo Ismael, según la tradición musulmana, de quien descienden las tribus árabes.

La historia cuenta que cuando Abraham llevaba a su hijo hacia la muerte y antes de que Dios le dijera que sacrificara un cordero en lugar de a su descendiente, el demonio se le apareció e intentó persuadirlo de que no lo hiciera: "¿Cómo puede pedirte eso tu Dios? ¿No ves que no te quiere? ¡No le hagas caso!", le dijo.

Ayer a la mañana, los peregrinos de la Meca pasaron por el lugar donde tres columnas simbolizan estas tres tentaciones, contra cada una de ellas lanzaron siete piedras al grito de Allahu Akbar (Dios es grande).

Después de haber terminado todos los ritos establecidos para cumplir con este dogma de fe los peregrinos, todavía ataviados con sus túnicas blancas, chiíes y suníes, de todos los rincones del mundo y limpios de pecado, se disponen a volver a sus casas para contar a los suyos esta experiencia que marcará su vida.

A los musulmanes que vuelven de la peregrinación se les aplica el título honorífico de "hach" (peregrino), reservado sólo a aquellos que han cumplido este pilar que abre un poco más a los buenos creyentes las puertas del paraíso. (EFE)
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El ritual del apedreamiento del diablo, en Mena.


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