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domingo,
31 de
diciembre de
2006 |
En Foco. El personaje del año
Guillermo Moreno, el
azote de los empresarios
"Tráiganlo a Moreno", dicen que bramó el presidente Néstor Kirchner cuando a principios de año los pronósticos inflacionarios amenazaban con propinarle una mala jugada a la política económica del gobierno. Premio limón de los periodistas acreditados en el Palacio de Hacienda, blanco del odio y el temor de muchos hombres de negocios, resistido en el propio del Ministerio de Economía, el azote de los empresarios cerrará un año con su principal objetivo cumplido: el índice de precios al consumidor que mide el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) cerrará 2006 con un dígito o le pegará en el palo.
Con su estilo rústico, su mítico revolver sobre el escritorio, su discurso setentista y un arsenal de improperios de alto contenido sexual para amedrentar a empresarios, ejecutivos de grandes compañías y dirigentes sectoriales que durante muchos años se acostumbraron a entrar por la alfombra roja en los pasillos del gobierno, el funcionario se erigió en el gran personaje de la economía del año que se cierra.
Al menos durante gran parte del año, hasta que más de uno superó el temor y aprendió los resortes que tenía que tocar para ganarse la confianza de este "soldado", como él mismo se define, y seguir haciendo negocios. Nada más gráfico en este sentido que el acuerdo con las prepagas, que acordaron un menú de aumentos que incluyen como opción estrella la posibilidad de subir el costo de las prestaciones sin que se note demasiado en el IPC.
La "inflación de Moreno" es cuestionada por muchos economistas en cuanto a su relación con la realidad. Pero si es verdad que en el día a día los precios se mueven a un ritmo que no tiene del todo que ver con el que refleja el índice oficial, tampoco se mueven al ritmo de las expectativas inflacionarias que se manejaban a principios de 2006. Y que ese número tan discutido es, en definitiva, la base de otras decisiones más caras para los dueños del capital, como son las negociaciones salariales.
En un gobierno que optó por cortar la tradición de los superministros de Economía, Kirchner le permitió al ex secretario de Comunicaciones ponerse el traje de protagonista para que, desde una dependencia formalmente ubicada en la segunda línea ministerial, se convierta en un factor más del cálculo empresarial.
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Guillermo Moreno.
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