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domingo,
22 de
octubre de
2006 |
En las antípodas de la dulce espera
Para los profesionales que declararon presuntamente inimputable a la joven presa por el crimen de su beba recién nacida, el hecho encaja a la perfección en el cuadro descripto por una psiquiatra norteamericana que investigó casos de neonaticidio, es decir, de mujeres que mataron a sus hijos dentro de las primeras 24 horas de vida de los bebés. De acuerdo con el estudio de la investigadora Margaret G. Spinelli, citado en la pericia, la mayoría de esos hechos registran características comunes:
Un mecanismo psíquico de negación del embarazo.
Escasos cambios físicos que denoten embarazo. Las mujeres no sienten los movimientos fetales, padecen indiferencia ante su estado, no consultan al médico o ignoran las recomendaciones médicas.
Viven como si no estuviesen embarazadas. No realizan ningún preparativo.
Es escasa o nula la sensación dolorosa durante el trabajo de parto. Esto es reemplazado por un dolor "de tipo intestinal".
Paren solas y en silencio, aún en el mismo hogar.
Pueden padecer amnesia del parto. Suelen decir que el bebé estaba muerto, no pudiendo dar cuenta de lo sucedido.
Suelen tener pocas amistades y poca vida social.
A menudo quedan embarazadas tras un encuentro casual con el padre de sus bebés.
La mayoría no intenta ocultar a las autoridades el cuerpo del bebé muerto, tan es así que algunas lo dejan a la vista, o los guardan en sus bolsos o los llevan consigo a la cama.
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